Etnografía Asturcántabra

Etnografía Asturcántabra en España

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Etnografía Asturcántabra en Relación a Cultura

En este contexto, a efectos históricos puede ser de interés lo siguiente: [1] Etnografia y Folklore. Ambiente y casa. La vida está condicionada al mar y a la montaña. Esta condición geográfica crea tres tipos de vivienda: la de las cumbres que lindan con León y Palencia; la intermedia, con valles, bosques, prados y pequeños núcleos de población; y la marítima, de clima suave, donde se asientan las villas más importantes. En las cumbres hay pequeñas aldeas con casas de piedra, de una o dos plantas; en este último caso la baja es para el ganado. A la vivienda se sube por una escalera exterior de piedra; éstas son en Asturias las casas de los vaqueiros, que por dedicarse al ganado poseen a más altura cabañas temporales para los meses de estío; igual género de vida tienen en Santander, San Pedro del Romeral en los valles del Pas, y en Campóo. En la región intermedia, las casas suelen tener dos plantas, orientadas a mediodía; la fachada se adorna con un balcón corrido de lado a lado, con baranda de madera, protegido de los vientos por los muros laterales, y de la lluvia por el alero saliente. Bajo la solana hay un amplio portalón; de éste se pasa a lo que en Santander llaman «estragal» (vestíbulo), de donde arranca la escalera. En el bajo está la cocina, dentro de la vida familiar, con su gran chimenea de campana. Al fondo los establos, a los que en Asturias llaman «corte», con entrada por la parte trasera; encima está el pajar (Santander) o tenada (Asturias), por una abertura en el suelo echan paja al pesebre. En el piso primero se distribuyen la sala en el centro y los dormitorios a los lados.
Suelen tener un tercer piso abuhardillado donde guardan ropas apenas útiles, matanza y frutas en conserva. Las fachadas laterales y del norte con pocos y pequeños huecos, presentan un aspecto triste. Las casas más próximas al litoral son amplias y alegres, de una o dos plantas. Durante la Baja Edad Media, y con el significado de casa feudal, se crearon las torres montañeras, verdaderas fortalezas que defendían al valle donde estaban enclavadas. Las torres podían estar independientes o unidas a la casa señorial, de las que deriva la casona, donde se une la vida familiar y los servicios ganaderos y agrícolas. En ellas nunca falta el escudo familiar tallado en piedra, ya que los montañeses tienen cierta vanidad en su ascendencia y consideran la casona el mejor exponente de la situación familiar. El hórreo, aunque menos que en Galicia (véase, si se desea, más sobre este último termino en la plataforma general), también abunda en Asturias; el rectangular se conoce con el nombre de panera, tiene barandas de las que cuelgan, maíz, cebollas y legumbres.
El traje. El traje asturiano no presenta diferencias esenciales con el de su vecina Galicia; la mujer sigue usando el manteo, saya de campaña, abierta por detrás, adornada con tiras de terciopelo y azabache, generalmente de paño rojo. El dengue es más amplio y con vuelos, va casi totalmente cubierto de terciopelo negro; aparece una prenda de escaso uso en Galicia que es el delantal no protector para las faenas, sino de adorno. El hombre usa las mismas prendas que en Galicia. De todos los trajes de la provincia el más lujoso es el de las llaniscas. En Santander, en el litoral llevaban saya roja con una o dos tiras de terciopelo negro. Tienen más carácter los trajes de los altos valles de Campóo y de Pas. Los del primero son defensivos del intenso frío. Sobre sayas de bayetas rojas o amarillas, una falda de paño o de pardomonte castaño igual que la chaquetilla; del mismo género es el traje del hombre. Ambos gastaban media de lana, escarpines y abarcas de madera; para caminar sobre la nieve llevaban barajones, plataforma de madera con tres agujeros para ajustárselos a las abarcas con correas o cuerdas. Llevan la cabeza cubierta, ellas con un pañuelo, y ellos con montera. En el valle del Pas la mujer, robusta y bella, lució un traje que llegó a conocerse en la capital de España, pues iban muchas pasiegas a Madrid como amas de cría. Era de paño y bayeta morado o verde oscuro adornado con terciopelo, luciendo botoncillos de plata y buen número de collares de plata y coral; se ponía un pañuelo envolviéndose el moño y como abrigo usaba el capillo, especie de capa de lana blanca adornada con trencilla negra. El cuévano, cesto de varillas que colgado a la espalda sirve para llevar los quesos al mercado y también para transportar a los niños pequeñuelos, era un complemento indispensable. También los hombres usaban grandes cuévanos para las faenas agrícolas. Característico del pasiego es una vara fuerte y más alta que él, que le sirve como apoyo. Tan diestro es en el manejo de la vara que han llegado a crear con ella un juego: «el salto del pasiego». Abarcas, cuévanos y vara, siguen en uso.
Alimentación. Ofrece dos aspectos: el de la alimentación tradicional de las gentes de pueblo, y el de ciertos platos que por su calidad se conocen como típicos. En
Asturias el desayuno consistía en una papilla espesa de harina de maíz, y en los farrapes o fariñas que tomaban con leche hirviendo. La borona, pan de maíz que tomaban acompañado de tocino, sardinas, cebolla, etc. La mixtura, pan de maíz y centeno, ha desaparecido totalmente. Lo mismo ocurre con el pan moreno de trigo sin cerner, que ya no se hace a pesar de ser muy económico, sabroso y sano. El plato más representativo de Asturias es la fabada, hecha con fabes, alubias blancas muy grandes, y sazonado con morcillas, chorizos y otras partes del cerdo. En Santander aparece el cocido, a base de garbanzos con carne, gallina y algo de chorizo o morcilla, con la peculiaridad de que también lleva alubias. En los altos valles de Campóo, comen mucho una legumbre, la arveja, especie de guisante muy sabroso, que se prepara con parte del cerdo. En las dos provincias hay buena carne de vacuno. En región esencialmente ganadera, hay buenos dulces, algunas especialidades como son los «sobados» de Pas, bizcochos a base de manteca y la requesada que hacen con leche cuajada. La capital de Campóo, Reinosa, ofrece varias especialidades: las rosquillas de hojaldre de huevo, las rosquillas del Ebro y las pantortillas, tortas de hojaldre acarameladas por encima.
Arte popular. No es región de gran arte popular, pero las buenas maderas de sus bosques les proporcionan elemento noble para hacer algunos objetos que alcanzan calidad artística. Orgullosos de ostentar casas nobles adornan con tallas los aleros, los arranques de las vigas, las barandas de los balcones y de las escaleras. También los cuarterones de las puertas. Hacen muebles, especialmente arcones, con el frente tallado. Arte menor son los dibujos que, a punta de navaja, hacen sobre las almadreñas y el curioso modo de adornar las varas de Santander: cortan la corteza a punta de navaja, la untan con leche, la ponen al fuego, quedando, al quitar la corteza, el dibujo oscuro sobre el fondo claro. La cerámica es escasa y de tipo utilitario, siendo la más curiosa la cerámica negra de Asturias. El bordado carece de interés, solamente en Asturias hacen malla bordada. Son interesantes los tejidos de lazo y de nudos con los que confeccionaban bellas colchas; hoy no hay telares que trabajen.
Fiestas. Las romerías, como en todo el Norte, tienen un carácter íntimo, acuden de varios pueblos vecinos, próximos, y tras la misa y procesión se come y se baila; puestos de frutas, avellanas y algunas golosinas animan el lugar de la romería. Son importantes las ferias; a algunas de la provincia de Santander acuden tratantes de Castilla, León y hasta de Extremadura. Son buenas ocasiones para conocer las costumbres, los juegos, los bailes y los cantes de la región, en Asturias el pericote y la danza prima; en Santander baile a lo alto, a lo bajo y a lo ligero, según sea el ritmo más o menos vivo, siendo interesantes las danzas con que honran a sus patrones como la del Ibio, al son de una caracola, y los picayos danzados, al son de un romance. Como en todo el Norte son aficionados a los juegos, siendo la bolera el centro de reunión.[rbts name=»cultura»]

Recursos

Notas y Referencias

  1. Basado parcialmente en el concepto y descripción sobre etnografía asturcántabra en la Enciclopedia Rialp (f. autorizada), Editorial Rialp, 1991, Madrid

Véase También

Bibliografía

O. BELLMUNT y F. CANELLÁ, Asturias, Gijón 1895; C. CABAL, Las costumbres asturianas, su significación y orígenes, Madrid 1931; Asturcántabra DE LLANo ROZA DE AMPUDIA, Del folklore asturiano, Madrid 1922; E. MARTfNEz TORNER, Cancionero musical de la lírica popular asturiana, en Folklore y costumbres de España, II, Barcelona 1934; E. ARNAIZ DE LA Hoz, El hogar solariego montañés; S. CÓRDOBA Y OÑA, Cancionero popular de la provincia de Santander, Santander 19491955; Asturcántabra GARCÍA LAMAS, El lenguaje popular de las montañas de Santander, Santander 1949.

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