Instituto Nacional de Industria

Instituto Nacional de Industria en España en España

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Nota: Puede interesar la investigación sobre los sectores industriales clave españoles y su historia, además del desarrollismo en España y su historia. Véase también la informacion relativa a la evolución de la industrialización en España.

Instituto Nacional de Industria (INI)

Funciones

A pesar de su finalidad, dependió de la Presidencia del Gobierno hasta 1968, en que fue traspasado al Ministerio de Industria, dirigido por Gregorio López Bravo (10-VII-1962 — 29-X-1969). El INI desarrolla su actividad mediante la creación de empresas industriales o la participación accionarial en las mismas, que actúan de acuerdo con los procedimientos y normas propios de las sociedades de capital de Derecho privado. Las sociedades del INI son empresas públicas concurrenciaÍes, lo que implica la sujeción a las reglas del mercado y, al mismo tiempo, la vinculación a objetivos de interés colectivo, público o social. El INI actúa para las sociedades de su grupo como gestor empresarial, al administrar su cartera de acciones y llevar a cabo la política industrial del Gobierno, para lo que crea sus propias empresas y participa en otras compañías privadas, interviniendo en el proceso productivo y la toma de decisiones, y como entidad financiera, al proporcionar créditos, directa e indirectamente, a sus empresas.

Esta doble función hace del INI un auténtico holding, al reunir la tenencia de participaciones de empresas y la aportación de recursos, pero sin asumir directamente la dirección y gestión de las sociedades. Dentro del grupo de empresas del INI cabe distinguir diversos subgrupos, según el grado de participación de la sociedad matriz en cada compañía. El primero es el formado por las empresas de participación directa (EPD), que forman el núcleo del grupo; las EPD pueden subdividirse, a su vez, en tres categorías: las empresas totalitarias, que son las que tienen como único accionista al INI; las mayoritarias, en las que el INI posee la mayoría del capital social; y las minoritarias, en las que el INI tiene una participación accionarial menor. El segundo subgrupo está compuesto por las empresas de participación indirecta (EPI), filiales de las EPD o subfiliales de otras EPI. Las EPD y las EPI mayoritarias, así como las EPD minoritarias en las que el INI es el socio con mayor participación accionarial forman el subgrupo de empresas controladas, tuteladas directamente por el INI. Lo que a finales de su periodo de vigencia se consideraba como Grupo INI estaba formado por el INI (sociedad de cartera) y por las EPD, y se caracterizaba por la diversificación de sus actividades industriales, que responde a la intención de los distintos gobiernos de intervenir a través del mismo en los sectores básicos de la economía.

Aunque la creación del INI obedeció a objetivos coyunturales, la posterior actualización de los mismos le permitió, junto a su inicial configuración, enfrentarse a los problemas del desarrollo económico español. Dentro del grupo existió desde un principio un núcleo básico de sociedades que ha definido su fisonomía y marcado su historia, pero también se han producido numerosos cambios motivados por diversos factores, como la creación de nuevas empresas cuando se han perseguido nuevos fines, la ampliación del grupo por absorción de sociedades para su reflotamiento, la reducción del grupo por enajenación de empresas cuyas actividades dejan de ser de interés o por liquidación de sociedades no rentables, y la concentración de empresas y la formación de subholdings, como consecuencia de las distintas estrategias empresariales del grupo. La dirección del INI corresponde a su presidente, nombrado por el Gobierno, y a la Comisión Ejecutiva, que está formada por los directivos del holding. Las funciones del presidente son las propias del de cualquier sociedad, aunque limitadas por el hecho de ser el INI un instrumento de la política económica general del Gobierno. Existe también un Consejo de Administración, compuesto, además de por el presidente, el vicepresidente y el secretario, por representantes de distintos departamentos ministeriales, cuya misión es controlar la gestión en nombre del Estado.

Trayectoria histórica

La historia del INI, marcada por la política industrial española y la evolución de su situación económica, puede dividirse en tres etapas. La primera (1941-1963) está determinada por la presidencia de Juan Antonio Suanzes y Fernández, quien fue nombrado para el cargo el 17-X-1941, poco después de la creación del INI. Suanzes había sido ministro de Industria en la Junta Técnica del Estado (3-X-1936 — 10-VIII-1939), durante la Guerra Civil (1936-1939), y desempeñó este mismo puesto entre el 20-VII-1945 y el 20-VII-1951, por lo que fue decisivo en la política industrial y económica de la primera etapa del régimen del general Franco (1939-1975). Ocupó la presidencia del INI hasta el 30-X-1963, año de la aprobación de los planes de desarrollo económicos elaborados por la Comisaría del Plan de Desarrollo, tras la aplicación del Plan de Estabilización o de Ordenación Económica de 1959 que puso fin a la autarquía.

Tras el prolongado periodo directivo de Suanzes se inició la segunda etapa del INI, caracterizada por la sucesión de presidentes que, tras la entronización de Juan Carlos I (1975), tendrían amplia influencia en la actividad económica española, como Claudio Boada Villalonga, que ocupó el puesto entre el 24-IV-1970 y el 1-II-1974 —apoyado desde el Gobierno por José María López de Letona, ministro de Industria (29-X-1969 —3-I-1974)—, y, después, la Presidencia del Instituto Nacional de Hidrocarburos (INH) (1981-1984) y del Banco Hispano Americano (1985-1990), o Francisco Fernández Ordóñez, presidente entre el 1-II-1974 y el 8-XI-1974 y posterior ministro de Hacienda (4-VII-1977 — 5-IV-1979) y de Justicia (8-VII-1980 — 1-XII-1981) durante los gobiernos de Adolfo Suárez González y Leopoldo Calvo-Sotelo, y de Asuntos Exteriores (5-VII-1985 — 24-VI-1992) en el de Felipe González, además de presidente del Banco Exterior de España entre 1984 y 1985. En esta segunda etapa también presidieron el INI José Sirvent Dargent (30-X-1963 — 25-IV-1969), Julio Calleja y González-Camino (25-IV-1969 — 24-IV-1970), José María Guerra Zunzunegui (8-XI-1974 — 14-III-1975) y Juan Miguel Antoñanzas (14-III-1975 — 21-I-1977), quien ocupó el puesto durante los dos primeros años de la transición política.

La tercera y última etapa del INI se inicia en 1977, con la presidencia de Francisco Giménez Torres (21-I-1977 — 2-V-1978), y está caracterizada por los periodos de crisis industrial y de desarrollo experimentados por la economía española entre 1973 y 1985 y entre 1985 y 1990, respectivamente, fases en las que la industria española hubo de adaptarse a los nuevos mercados internacionales y a la incorporación a la Comunidad Económica Europea (CEE) el 1-I-1986. De nuevo, el INI fue emisor o receptor de presidentes con distinta influencia política y económica. A Giménez Torres le relevó José Miguel de la Rica Basagoiti (2-V-1978 — 24-IV-1981) y a éste Carlos Bustelo García del Real (24-IV-1981 — 22-XII-1982), que había sido ministro de Industria entre el 5-IV-1979 y el 2-V-1980.

Después desempeñaron el puesto Enrique Moya Francés (22-XII-1982 — 3-X-1984), Luis Carlos Croissier Batista (3-X-1984 — 25-VII-1986) —ministro de Industria y Energía entre el 25-VII-1986 y el 12-VII-1988 y posterior presidente de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV)— y José Claudio Aranzadi Martínez (1-VIII-1986 — 12-VII-1988) —ministro de Industria y Energía entre el 12-VII-1988 y el 14-VII-1993—; la actividad del INI y de sus presidentes estuvo marcada, desde el primer gabinete de Felipe González Márquez, en 1982, por la presencia en el Gobierno de Miguel Boyer Salvador, ministro de Economía, Hacienda y Comercio (3-XII-1982 — 5-VII-1985) —que había sido director de estudios del INI entre 1974 y 1978 y que entre 1985 y 1988 desempeñó la Presidencia del Banco Exterior de España— y de Carlos Solchaga Catalán, ministro de Industria y Energía (3-XII-1982 — 5-VII-1985) y de Economía y Hacienda (5-VII-1985 — 14-VII-1993), y procedente también de los órganos directivos del INI.

La labor industrial del INI

Desde su creación, el INI fue concebido como un organismo capaz de impulsar el desarrollo industrial español; así, en la Ley de 25-IX-1941 se señalaron como motivos de su creación la necesidad de reconstruir y vigorizar la economía española, que acusaba las consecuencias económicas y políticas de la Guerra Civil y la deficitaria balanza de pagos; las cuantiosas inversiones necesarias para la industrialización, que superaban las posibilidades de aportación del sector privado; las necesidades de la defensa nacional, que suponían el desarrollo de una industria militar independiente; y la inexistencia de sociedades de crédito capaces de financiar planes industriales de gran envergadura. El proyecto inicial del INI, para el que J.A. Suanzes probablemente se inspiró en el italiano Istituto per la Ricostruzione Industriale (IRI) fundado por Benito Mussolini en 1938, pretendía crear una industria fuerte en sectores estratégicos, proveedores de inputs intermedios, para lo que desde un principio se puso el máximo interés en los de electricidad, hierro y carbón, que constituían lo que los creadores del INI llamaban la “trilogía industrializadora”. A éstos se añadirían los de transporte, construcción naval, refinado de petróleo y automoción.

Durante esta primera etapa se gestaron los proyectos más ambiciosos del INI y se constituyeron las principales empresas nacionales que marcarían la historia del grupo, de forma que ya en la primera década de su existencia surgió lo que constituiría el núcleo fundamental del mismo, con su participación total o mayoritaria en el Banco Exterior de España (1943), Construcciones Aeronáuticas, S.A. (CASA) (1943), Empresa Nacional del Aluminio, S.A. (Endasa) (1943) o Empresa Nacional de Electricidad, S.A. (Endesa) (1944), entre otras. En este periodo, los aspectos técnicos primaban sobre los económicos, y el objetivo principal era maximizar la producción, tratando de incrementar la cantidad de bienes y servicios lo más rápidamente posible. La producción se llevó a cabo con el fin de proveer el mercado autárquico interno, al margen de la competencia internacional, y hasta 1957 los recursos financieros del holding y de las empresas provenían en su mayoría del Estado, que los aportaba directamente a través de los Presupuestos Generales o mediante la emisión de Deuda Pública. Caracteriza también a este primer periodo la estabilidad en los cuadros directivos del INI y de las empresas, lo que facilitó la continuidad en la gestión de J.A. Suanzes, aunque se descuidaron los aspectos de calidad y precio y cualquier consideración con respecto a su financiación, debido a una gestión que perseguía objetivos meramente cuantitativos.

Con el Plan de Estabilización de 1959 la economía española inauguró una etapa de apertura, tanto comercial como financiera, con el abandono de la política autárquica de los dos anteriores decenios, orientación también seguida en el sector industrial, donde la política intervencionista dio paso a una liberalización de las inversiones con mayor peso de la iniciativa privada. La segunda etapa del INI (1963-1976) estuvo marcada por la aplicación de los planes de desarrollo y las inversiones del grupo estatal se incorporaron al Programa de Inversiones Públicas de cada plan. El INI redujo su intervención industrializadora y ejerció un papel secundario, limitado al apoyo de la iniciativa privada. Este hecho se reflejó en la ralentización de sus inversiones y actividades industriales, y la acentuación de su función como holding financiero, cuyo síntoma es el cambio en sus vías de financiación, que pasaron a depender en mayor medida del sector privado, en detrimento del público; en consecuencia, el INI y sus empresas sufrieron un acusado deterioro de sus activos patrimoniales, debido al incremento de la ratio recursos ajenos/recursos propios.

A partir de 1970 se llevó a cabo una reforma financiera que reanudó las aportaciones del Estado y permitió el acceso del organismo a los mercados exteriores, así como una reestructuración de su cartera y una reordenación de sus acciones. Así, entre 1970 y 1973 se llegaron a vender o liquidar más de veinte sociedades. El principio de subsidiariedad fue reemplazado por el de complementariedad de la iniciativa pública y el criterio de rentabilidad se convirtió en el más importante en la gestión del INI y su grupo de empresas. Cabe señalar que en este periodo comenzó la política de fusiones y concentraciones y la formación de subgrupos industriales. Además hubo una mayor movilidad en los cuadros de dirección y presidencia del holding, con aumento de la influencia de los acontecimientos políticos en la marcha del INI y en la gestión de las empresas públicas. Al final de esta etapa, desde 1973, la economía española se encontraba inmersa en la crisis económica internacional; en estos años las empresas del INI perdieron parte de su identidad como sociedades de carácter y objetivos económicos, para cumplir funciones de tipo social, de modo que la sociedad de cartera quedó a expensas de sus empresas, encargándose sólo de facilitarles los fondos necesarios.

En la última etapa de la historia del INI el grupo volvió a sufrir cambios en su estructura, debidos una vez más tanto a la influencia de la situación económica, como de la gestión y política industrial de la propia entidad. La actividad del grupo quedó determinada por el nuevo papel encomendado entonces, dentro de la política anticíclica del Gobierno, de auxiliar a las sociedades privadas afectadas por la crisis. Entre 1977 y 1984 la situación financiera del grupo se complicó, al incluir un gran número de empresas inviables, con deseconomías de escala y pérdidas crecientes. A partir de 1984, con la planificación de una política industrial global y el planteamiento gubernamental de reconversión de sectores en crisis, el INI pudo diseñar una estrategia adecuada a la situación. La política del grupo se encaminó hacia tres objetivos: ajuste de capacidad, reducción de costes y saneamiento financiero. Se abandonaron definitivamente los criterios de subsidiariedad y complementariedad, y se optó por la conversión en un holding público competitivo con el sector privado.

La grave crisis inicial y la posterior remodelación en este periodo provocaron un profundo cambio en el esquema de participaciones del grupo, resultado de la llegada al mismo de empresas en dificultades durante esta fase (1976-1983), la segregación de la división de petróleo y petroleoquímica, cedida en 1981 al INH, el proceso de privatización de empresas, acelerado desde 1984, y la formación de subholdings industriales que agrupan empresas de un mismo sector. Entre las empresas que salieron del grupo desde 1985 destacan la Sociedad Española de Automóviles de Turismo, S.A. (Seat) (1990), la Empresa Nacional de Autocamiones, S.A. (Enasa) (1990), Aplicaciones Técnicas Industriales, S.A. (Ateinsa, 1989) y la Empresa Nacional de Fertilizantes, S.A. (Enfersa) (1990).

Legislación y organigrama

En el aspecto legislativo, tras más de cincuenta años de funcionamiento, la norma fundamental por la que se regía el INI a finales de su existencia seguía siendo la ley fundacional de 25-IX-1941; entre 1941 y 1988 sólo pueden destacarse tres modificaciones parciales: la Ley 63/1964, por la que se añadió a los fines señalados en la ley de 1941 el de acometer la construcción de viviendas para los funcionarios del organismo; el Decreto 480/1968 por el que la dependencia del INI pasó de Presidencia del Gobierno al Ministerio de Industria; y el Decreto-Ley 20/1970 de 24-XII, que actualizó algunas normas de funcionamiento interno y externo, dándole mayor capacidad jurídica y económica. De mayor alcance fue la reforma legislativa de 1988 (art. 123 de la Ley 37/1988 de 28-XII, de Presupuestos Generales del Estado para 1989), que supone no sólo un cambio en la propia naturaleza del INI, que pasó de organismo autónomo a sociedad estatal, sino también una modernización de sus fines y clarificación de sus funciones, y que por vez primera establece unas normas definidas de comportamiento económico.

En cuanto a la historia del organigrama de la entidad, en las primeras décadas mantuvo una estructura sencilla y centralizada, establecida en 1942, cuyas características se mantuvieron hasta 1970. Como cambios destacables cabe señalar la aparición gradual de órganos intermedios de carácter sectorial, que, con la misión de controlar las empresas, funcionan como nexo entre éstas y el holding; en 1970 se crearon las direcciones de sector, en 1978 las divisiones y por último, en 1983, las direcciones generales. A la vez el organigrama se hizo más denso con la creación de direcciones funcionales: financiera, jurídica, de estudios, comercial, de desarrollo regional, de estructura y política de directivos, de programación y control, y de planificación.

En cuanto a la evolución histórica de la inversión del INI, la inversión total de la entidad ha registrado un aumento ininterrumpido entre 1946 y 1985, mucho más acusado en términos nominales (18,2%) que reales (9,2%), y un descenso apreciable en los cinco años siguientes, como resultado de las enajenaciones ejecutadas. El mayor crecimiento tuvo lugar entre 1940 y 1960. Entre 1960 y 1970 la tasa de variación de la inversión se redujo hasta un 10,9% (en pesetas nominales) y un 7,5% (en pesetas reales). En la década de 1970 el ritmo de aumento fue aún menor, llegando a registrarse una tasa negativa en pesetas constantes, mientras que en la de 1980 la tasa de inversión fue positiva entre 1980 y 1985 pero negativa entre 1985 y 1989, en términos nominales. Con la estabilización de 1959 y el papel susbsidiario que el I Plan de Desarrollo (1964-1967) asignó a la entidad, se produjo una disminución del tamaño relativo de sus inversiones. En los diez años siguientes hubo cierta recuperación comparativa, debida al descenso de la inversión privada y el mantenimiento de la pública; así el INI cumplió su misión compensadora, al impedir que la caída de la inversión agregada fuera mayor. En los últimos años la reconversión industrial exigió aún mayores inversiones de capital público, a fin de reestructurar empresas y estimular nuevas líneas de negocios.

Por sectores productivos, en 1950 más de la mitad de la inversión del INI se acumulaba en el energético, especialización que se mantuvo en ese decenio, aunque disminuyó la participación de este sector hasta el 35,5%, debido a la ralentización en los desembolsos en el de hidrocarburos. Lo más destacado en esta década fue la ampliación de la participación del sector minero-metalúrgico, desde el 4,9% al 36,8%, fundamentalmente a causa de la creación de Empresa Nacional Siderúrgica, S.A. (Ensidesa) en 1950 y su posterior desarrollo. Esta estructura sectorial se mantuvo, aunque con algunos cambios, hasta el comienzo de la década de 1980, a principio de la cual la innovación más significativa fue la desaparición de la división de petróleo y petroleoquímica y de las empresas de gas, que pasaron a depender del Instituto Nacional de Hidrocarburos (INH).

Similar a esta distribución sectorial de las inversiones del INI es la de las correspondientes al grupo de empresas; las inversiones se concentraron en energía eléctrica, siderometalurgia y refinado de petróleo. El sector de transformación (construcción naval, aeronáutica, automoción, bienes de equipo y maquinaria) ocupó el tercer lugar según el volumen de inversión acumulada, cuya disminución se debió a la privatización de Seat y a la desvalorización de activos en la construcción naval a causa de la crisis del sector. El sector químico (fundamentalmente fertilizantes y celulosas) perdió así mismo importancia, al contrario de lo ocurrido con el transporte aéreo.

La historia de la financiación del INI permite distinguir cuatro periodos. El primero (1941-1957) se caracteriza por el predominio de la financiación con recursos propios; la mayor parte es aportada por el Estado, mediante la cuota fundacional, los créditos a cargo de los Presupuestos Generales, la Deuda Pública emitida para el INI y distintas transferencias en especie. Hasta 1947 se usaron los créditos presupuestarios, y entre 1947 y 1957 el método de financiación fue la Deuda Pública finalista, que en 1957 representaba el 90,5% del total de los recursos propios. A finales de 1957 se acordó que el INI se autofinanciara, con lo que hubo un drástico cambio en su estructura financiera. El segundo periodo comienza con la transformación iniciada en 1958, al terminar las aportaciones del Estado y recibir el INI un crédito del Banco de España con carácter provisional y transitorio; al año siguiente empezaron las emisiones de obligaciones convertibles, forma principal de financiación de este periodo. En 1966 se adoptó el recurso a créditos exteriores como nueva vía para conseguir fondos y las aportaciones del Estado fueron congeladas.

En el tercer periodo, de 1971 a 1977, se utilizó de nuevo la financiación por medio de transferencias estatales; primero el Estado subrogó los créditos pendientes del INI con el Banco de España y su importe se incluyó en el pasivo no exigible y empezó a subvencionar directamente las pérdidas de explotación de algunas empresas. Además se emitieron obligaciones no canjeables del propio INI. La contribución de los fondos propios al pasivo total aumentó, mientras que apenas se modificó la aportación de los fondos ajenos, al tiempo que disminuyeron en importancia las obligaciones y los créditos interiores; la financiación con recurso a crédito exterior aumentó su participación en el total hasta el 16%. En el último periodo, desde 1978, pueden diferenciarse dos momentos, uno inicial hasta 1983, durante el cual aumentaron los recursos propios, a causa principalmente del incremento de las transferencias del Estado para ampliaciones de capital y ayudas a empresas en crisis y reconversión, y otro a partir de 1983, en el que el capital propio redujo su aportación, mientras el pasivo exigible aumentó al 62%.

Desaparición

Tras la toma de posesión del nuevo presidente del INI, Francisco Javier de Salas Collantes, el 13-X-1990, se plantea configurar un grupo rentable y autónomo desde el punto de vista financiero. El 14-VII-1992 firma la constitución de la Sociedad Anónima Teneo, tras su aprobación por el consejo de administración. Teneo integró a 47 empresas del INI, potencialmente rentables, que deberían ser financieramente autónomas, concentraba casi el 80% de la facturación anual del INI, el 56% de su plantilla y más del 70% de la capacidad exportadora actual del Grupo.

El grupo Teneo fue constituido con un capital social de 658.312 millones de pesetas suscritas por el INI; aportaba como contrapartida acciones de 29 de sus empresas y el inmueble de la sede del INI, valorado en 16.500 millones de pesetas. Su constitución concluyó el 29-XII-1992 con la incorporación de Suria K, Potasas de Llobregat, y Babcock & Wilcox Española, S.A.. Los beneficios obtenidos por Endesa en 1992 (106.300 millones de pesetas) salvaron el ejercicio de Teneo ese año, que arrojó un beneficio de 21.000 millones de peseta, mientras que el grupo INI tuvo unas pérdidas de 100.000 millones de pesetas. En 1993 el INI logró unos beneficios de 125.000 millones de pesetas, 51.000 más que en 1992, mientras que el grupo Teneo arrojó unos beneficios de 3.000 millones de pesetas.

El 14-IV-1994, el grupo Teneo puso a la venta 26 millones de acciones en el mercado bursátil, lo que suponía un 10% del capital de Endesa. Meses más tarde, el 14 de julio, Teneo había vendido el 46,19 % de las acciones de la Sociedad para el Desarrollo Industrial de Galicia (Sodiga) al Instituto de Promoción Industrial de Galicia (Igape) por un importe de 1.846 millones. El 31-III-1995 el presidente del INI anunciaba que en 1994 el grupo Teneo había obtenido unos beneficios de 30.317 millones frente a los 3.000 de 1993. El 21-VII-1995 se celebró el último consejo de administración del INI presidido por Francisco Javier de Salas Collantes. En ese consejo se presentó la resolución del Consejo de Ministros sobre la creación de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) y el traspaso de competencias del INI a la nueva sociedad.

El 31-VII-1995 el INI cerraba sus puertas, tras 54 años de historia, en la que trabajaron casi 255.000 empleados, cumpliendo una decisión del gobierno que supondría un ahorro al Estado de más de 153.000 millones en sus presupuestos. En 1995 los resultados del grupo Teneo, después de impuestos, sumaban 71.000 millones de pesetas, a pesar de haber sido un año afectado por la regulación laboral de Iberia, la desaparición del INI y su sustitución por la nueva sociedad estatal. A finales del ejercicio los fondos del grupo superaban los 940.000 millones de pesetas.

El 4-VII-1996, la Junta General de Accionistas del grupo Teneo aprobaba su disolución definitiva. En ese momento el capital del grupo era de 680.000 millones de pesetas, con un activo neto de 2,956 billones y unos beneficios consolidados de 71.000 millones de pesetas. El 16-IX-1996, el presidente de la SEPI, Pedro Ferreras, firmaba la disolución definitiva del grupo Teneo y la cesión de sus activos y pasivos a la nueva sociedad. La SEPI asumía los activos y pasivos y pasaba a ser el accionista directo de las empresas que en ese momentos integraban el grupo Teneo.

Autor: Cambó

Instituto Nacional de Industria (INI) (Historia)

Instituto Nacional de Industria (INI), entidad estatal española, creada durante la dictadura del general Francisco Franco, en 1941, con el fin de potenciar el desarrollo de la industria nacional, fundamentalmente, de la orientada hacia la defensa del país y de aquellos sectores que permitieran el mantenimiento del sistema autárquico vigente en España en dicho periodo. Se trataba de un organismo subsidiario de la iniciativa privada, encargado de gestionar y financiar empresas necesitadas de fuertes inversiones, con escasa rentabilidad o en bancarrota. Su creación y mantenimiento fueron posibles gracias al establecimiento de un sistema de financiación específico para dicha institución, que consistía en sostenerla económicamente a partir de los presupuestos del Estado, de los créditos del Banco de España y de la emisión de títulos que habían de adquirir obligatoriamente las Cajas de Ahorros.

En 1968, la gestión de esta entidad, hasta entonces en manos de la presidencia del gobierno, pasó a depender del Ministerio de Industria. Tras el restablecimiento de la democracia, en 1977, fue realizada una primera reforma del INI, potenciándose la reestructuración de las empresas dependientes del Instituto y ajustando su sistema de financiación a las vías normales de crédito. Finalizada la reforma en 1981, el INI controlaba 70 empresas directamente y tenía 350 filiales, ubicadas fundamentalmente en los sectores petrolífero, químico, minero, siderúrgico, alimenticio, de gas y electricidad, transporte aéreo, astilleros y automoción. El balance del ejercicio de 1984 manifestó las fuertes pérdidas que sufría la entidad y, a partir de 1985, se inició una política de privatización y reconversión del INI que culminó en julio de 1995 con la desaparición del mismo. Sus empresas rentables ya habían sido transferidas, en 1992, al holding Teneo, grupo que, tras la disolución de la mencionada entidad, fue introducido en el SEPI, sociedad estatal encargada de gestionar la deuda heredada de las empresas sin beneficios del INI. Estas últimas, una vez liberadas de su déficit, iniciaron una nueva andadura dentro del organismo que el Estado creó para ello, la Agencia Industrial del Estado (AIE).

[1]

Consideraciones Jurídicas y/o Políticas

Recursos

Notas y Referencias

  1. Información sobre instituto nacional de industria (ini) de la Enciclopedia Encarta

Véase También

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