A comienzos del siglo XIX los debates en torno al papel que las leyes fundamentales o la constitución histórica tenían en el desarrollo del nuevo orden político creado por las Cortes de Cádiz representan toda una corriente de pensamiento que de una manera no indirecta miraba al sistema británico como modelo. Es el caso de Jovellanos y de Blanco White, pero en cierto modo también en algunos momentos en autores como Argüelles o Flórez Estrada. Ya a través directamente de Locke, ya de la obra de Montesquieu, la idea de una monarquía mixta y equilibrada forma parte del bagaje de un sector del liberalismo que Jovellanos habría de sustentar con fuerza en las Cortes de Cádiz. El sistema británico de gobierno se oponía así por igual al modelo realista y al liberal radical, que entendía que era necesario controlar el poder del monarca.