Emigración

Emigración en España en España en España

Aquí se ofrecen, respecto al derecho español, referencias cruzadas, comentarios y análisis sobre Emigración. [aioseo_breadcrumbs] Aquí se ofrecen, respecto al derecho español, referencias cruzadas, comentarios y análisis sobre Emigración. [aioseo_breadcrumbs] Aquí se ofrecen, respecto al derecho español, referencias cruzadas, comentarios y análisis sobre Emigración. [aioseo_breadcrumbs][rtbs name=»derecho-home»]

Emigración

Para más información sobre Emigración puede acudirse a la Enciclopedia jurídica general.

Concepto de Emigración

El tratamiento que da el Diccionario Jurídico Elemental de Guillermo Cabanellas de Torres sobre Emigración es el siguiente:

Fenómeno social, económico y POLÍTICO a la vez, consistente en el abandono voluntario que uno o muchos individuos hacen de su patria, para ir a establecerse en otro Estado, con el objeto de aprovechar facilidades de trabajo, oportunidades de negocios y a veces la simple tranquilidad. | GOLONDRINA. Aquella en la cual los emigrantes no tienen el propósito de establecerse permanentemente en otro país, sino el de cumplir ciertos trabajos y regresar luego a su patria.

Emigración

Emigración en el Derecho Administrativo español

En el Diccionario Jurídico Espasa (2001), Emigración es descrito de la siguiente forma: La emigración constituye un derecho inherente a la libertad de circulación de las personas, que se acentúa como consecuencia del desarrollo de la Unión Europea. Supone la salida del territorio nacional de españoles con el propósito de residir fuera de él indefinidamente. La entrada en el territorio nacional de extranjeros con el mismo propósito se denomina inmigración (V. extranjeros).

Este derecho a emigrar o inmigrar es relativamente reciente y cada país tiene sus normas al respecto, en algunos casos, muy limitativas, especialmente en lo que se refiere a la inmigración.

La intervención administrativa en este campo tiene como finalidad imponer limitaciones (como las que afectan a los menores, las mujeres, por razones de servicio militar o por razones penales) y suspensiones (por razones de orden público o riesgos excepcionales para los inmigrantes).

Intervención Administrativa en la Emigración y Minuciosas Disposiciones Legislativas

Por otra parte, esta intervención tiene carácter protector, fomentándose la repatriación y estableciéndose regímenes de bonificación para ello. La legislación española contiene minuciosas disposiciones que se refieren a aquella protección, antes de su salida de España, durante el viaje y la asistencia y auxilio en los países de recepción. Esta protección se intenta que alcance igualmente a los familiares del emigrante.

En la actualidad todo este régimen tiene un importante componente derivado de los pactos o convenios bilaterales o multilaterales firmados por España, donde se regulan las condiciones y derechos de los emigrantes en los aspectos no sólo laborales, sino familiares, educativos, o de Seguridad Social. La pertenencia de España a la Unión Europea hace que los ciudadanos españoles tengan los mismos derechos que los propios del país de residencia, cuando éste sea también miembro de la Unión. [F.D.M.]

Migración: Desarrollo

Desplazamiento geográfico de individuos o grupos, en general por causas económicas o sociales (vv. demografía, emigración, inmigración). La distribución actual de la población española se explica fundamentalmente por los movimientos migratorios internos que se han desarrollado, en oleadas sucesivas y con características diversas, a partir del último tercio del s. XIX. De hecho, según el Censo de Población de 1991, más de la mitad de los habitantes de España residía, en esa fecha, en un lugar distinto del de su nacimiento.

–Movimientos tradicionales. Desde el s. XVI y, sobre todo, a partir del s. XVIII, se fue desarrollando un proceso progresivo de vaciamiento del interior peninsular y concentración de los habitantes en la periferia, que alcanzó, en el último cuarto del s. XIX, una mayor intensidad. El origen de estas migraciones interiores está en los profundos desequilibrios socioeconómicos (campo-ciudad e interregionales) producidos por la industrialización, la urbanización de las ciudades y la mecanización del campo, aunque no comenzaron a ser masivas hasta que la emigración a América, hasta entonces predominante, se vio dificultada por el estallido de la I Guerra Mundial. Al mismo tiempo, la industrialización de Cataluña y del País Vasco atrajo a muchos campesinos de otras regiones que emigraron en busca de un trabajo en la industria, siendo ambas regiones, junto con Madrid, los destinos principales de esas primeras corrientes migratorias internas, favorecidas también por el desarrollo del ferrocarril. Según el Censo de 1900, el porcentaje de nacidos fuera de la prov. era de un 41,7% para Madrid, un 22,2% para Barcelona y un 26,4% para Vizcaya. La industria siderúrgica vasca atraía inmigrantes de Castilla y León, mientras que los puestos de trabajo de las industrias textiles y químicas catalanas eran ocupados por aragoneses y levantinos. Como segundo destino para los emigrantes estaban las capitales de sus propias provv. de origen. Junto a esta emigración definitiva, seguía existiendo una intensa emigración de carácter temporal, representada por cuadrillas de trabajadores que se desplazaban de unas regiones a otras con ocasión de la siega en verano, la vendimia en otoño o la cosecha de la aceituna en otoño-invierno.

–Periodo 1900-1960. Entre 1900 y 1930 se fue incrementando de forma acelerada el flujo migratorio interno, al coincidir la dificultad para la emigración ultramarina con la crisis del mundo rural (aumento de la presión demográfica, crisis de la filoxera en las zonas vitivinícolas y mecanización de las regiones cerealistas, con el consiguiente aumento del paro) y la creación de puestos de trabajo en las industrias catalanas y vascas, en el sector servicios en Madrid y en las grandes obras públicas promovidas por la Dictadura de Primo de Rivera (1923-1929). La comparación de los censos con los movimientos naturales de la población ha permitido estimar en unos tres millones los desplazados en esos treinta años. Las regiones que más pérdidas registraron fueron Galicia, Andalucía oriental y varias provv. castellanas y levantinas; los destinos preferidos continuaron siendo Cataluña (Barcelona), la región central (Madrid) y el País Vasco (Vizcaya). Entre 1930 y 1950 descendieron las migraciones internas de origen económico, y las que se produjeron tuvieron más bien un carácter político, consecuencia de los avatares de la II República (1931-1939), la Guerra Civil (1936-1939) y la posguerra. En la década de 1950 renacieron los movimientos tradicionales hacia Cataluña, País Vasco y Madrid, a los que se suman como regiones de destino Asturias, con la creación de la Empresa Nacional Siderúrgica, S.A. (Ensidesa), o Levante; como regiones de origen, Galicia, Castilla, Extremadura, Andalucía y Canarias, principalmente.

–Periodo 1960-1975. En 1960 comenzó la segunda gran etapa en el desarrollo de las migraciones interiores recientes, cuyas características son la intensificación del éxodo rural, de carácter familiar y definitivo, dirigido de forma masiva hacia las grandes ciudades; la aparición de nuevos destinos ligados a los Polos de Desarrollo industrial o al turismo, que se sumaron a los tradicionales; la importancia de las migraciones intraprovinciales, dirigidas hacia las capitales de prov. u otros núcleos urbanos y utilizados, muchas veces, como trampolín inicial para movimientos a más larga distancia; y la aparición de nuevos movimientos inter e intraurbanos en el seno de las áreas metropolitanas de las grandes ciudades, principalmente Barcelona y Madrid, en constante crecimiento. A partir de 1962 aparecieron nuevas fuentes para el estudio de las migraciones interiores (Estadística de Variaciones Residenciales, realizada a partir de los boletines de altas de residencia municipal, informaciones obtenidas de los padrones y los censos de población…), que permiten dar cifras más ajustadas a la realidad: durante este periodo, más de 400.000 personas (500.000 en 1964) cambiaron anualmente de mun. de residencia, reflejándose en el padrón de 1975 que más de 13.000.000 de habitantes habían cambiado de residencia mun. alguna vez en su vida. En el periodo de máximas migraciones (1962-1975), las regiones inmigracionales fueron Barcelona y el litoral catalán, Madrid, el País Vasco litoral y Alto Ebro, las regiones valenciana y murciana, Canarias y las islas Baleares, es decir, las regiones industriales y turísticas; cuatro provincias, Barcelona, Madrid, Valencia y Vizcaya atrajeron el 53,7% de la emigración. Andalucía, Galicia y las regiones del interior siguieron siendo emigracionales, aunque dentro de ellas se produjeron movimientos en beneficio de los polos industriales o de los centros turísticos de Sevilla, la Costa del Sol, Vigo, A Coruña, Valladolid, Zaragoza, Navarra o Álava. A partir de 1970 comenzaron a apuntarse nuevas tendencias migratorias; por una parte, descendieron los emigrantes procedentes de munn. rurales o semirrurales (hasta 10.000 h.); por otra, entró en crisis el crecimiento de las grandes metrópolis en favor de las ciudades de tamaño medio (entre 10.000 y 100.000 h.), que en 1974 fueron el destino de casi la mitad de los emigrantes.

–Desde 1976. En 1976 comenzó un nuevo ciclo en las migraciones interiores, caracterizado por los siguientes hechos: descenso general de los volúmenes migratorios, disminución del papel de los grandes polos de atracción tradicionales en favor de nuevos focos, surgimiento de movimientos de contracorriente (regiones inmigracionales que se convierten en emigracionales y viceversa) y aumento de los retornos y de las migraciones de corta y media distancia frente a las de larga distancia. Los efectos de la crisis económica mundial, que comenzó en 1973, se dejaron sentir también en los movimientos interiores; el paro, especialmente en las zonas industriales, frenó e incluso invirtió las tradicionales corrientes migratorias: aunque entre 1976 y 1984 el promedio de movimientos anuales se mantuvo por encima de los 300.000 habitantes, esta cifra incluye también a los que retornaron a sus regiones de origen. Todas las regiones tradicionalmente emigracionales redujeron su emigración o se convirtieron en inmigracionales por los retornos: en 1981, las provv. con saldos de más de 1.000 inmigrantes fueron Madrid, Las Palmas, Baleares, Sevilla, Zaragoza, Murcia y Badajoz. Las regiones inmigracionales, por su parte, redujeron sus saldos inmigratorios (Madrid y Cataluña) o incluso se convirtieron en emigracionales (País Vasco): en 1981, los saldos emigracionales más fuertes correspondieron a las provv. de Barcelona, Vizcaya y Guipúzcoa. Sin embargo, las islas Canarias y Baleares y las regiones del litoral mediterráneo, con una economía basada en el turismo, la agricultura de exportación y la pequeña industria, resistieron mejor la crisis y obtuvieron saldos migratorios positivos. Al mismo tiempo, al escasear los empleos, disminuyó la movilidad inter e intrametropolitana y aumentó la emigración de salida de los munn. de más de medio millón de habitantes. En este periodo fueron los munn. entre 20.000 y 500.000 h. los que registraron mayores movimientos de población, tanto de procedencia (munn. de más de 100.000 h.) como de destino (munn. hasta 100.000 h.), lo que da idea del carácter predominantemente interurbano de las migraciones en estos años. En cuanto a las características de los emigrantes, en las salidas predominan los jóvenes solteros que van a las ciudades en busca de empleo, mientras que los retornos a las regiones de origen fueron protagonizados por jubilados hasta 1980, y por personas de todas las edades a partir de esa fecha, como reflejo de las dificultades laborales existentes en esos años.

Entre 1986 y 1990 se produjo una rápida recuperación económica, basada en la aparición de nuevos sectores productivos competitivos y en el desarrollo de los sectores terciario y cuaternario. Ello provocó la recuperación del atractivo de las zonas económicamente dinámicas, que pasaron a ser las turísticas, y determinadas ciudades medias: las provv. más receptivas eran Girona, Baleares, Las Palmas y Tarragona, seguidas por Málaga, Lleida, Sevilla, Almería y Santa Cruz de Tenerife. Las provv. tradicionalmente emigratorias retomaron ese papel, con tasas no demasiado intensas. Sólo Guipúzcoa, Vizcaya y Barcelona no consiguieron recuperarse y conservaron unos balances muy desfavorables, aunque esta última se vio favorecida por la nominación de su cap. como sede olímpica. La primera mitad de la década de 1990 fue de nuevo una etapa marcada por la recesión económica, que volvió a disparar las tasas de paro y a frenar los índices de crecimiento de la economía española; tras los acontecimientos de 1992 (Juegos Olímpicos de Barcelona y Exposición Universal de Sevilla) finalizó la recuperación experimentada durante los años anteriores. Todo ello influyó en las migraciones: provincias como Granada, Huesca, Albacete, Cáceres y Badajoz volvieron a expulsar población de forma importante, lo mismo que Barcelona una vez finalizado el proyecto olímpico, y mantuvieron sus tasas negativas Guipúzcoa, Vizcaya, Ávila, Teruel, León y Zamora.

La provincia de Madrid, por su parte, presentó un balance negativo, aunque con unas características particulares: si bien la cap. ya presentaba dicho balance en etapas anteriores, la prov. había mantenido su carácter receptivo incluso en los momentos de mayor crisis; en la década de 1990, sin embargo, se asistió al efecto de una expansión residencial que sobrepasó los límites provinciales y que provocó que las tasas de crecimiento más intensas a nivel nacional se situaran en el entorno de Madrid, concretamente en Guadalajara y Toledo, que se convirtieron en una ampliación del área de influencia de la c. central. Hay que destacar, en el último cuarto del s. XX, el incremento progresivo de la movilidad intraprovincial, de corta distancia, que supuso, a principios de la década de 1990, un 58% del total: este incremento se produjo sobre todo en las grandes ciudades, en las que más del 60% de los emigrantes procede de sus propias provv., en las capitales de prov. y ciudades medias y en áreas de grandes desequilibrios internos como son las zonas litorales de intenso desarrollo. Por otra parte, la saturación de las grandes urbes ha favorecido la aparición de procesos de periurbanización, que suponen el auge de las ciudades medias, e incluso de munn. de pequeño tamaño, que se encuentran en sus áreas de influencia: los desplazamientos ya no tienen carácter estrictamente laboral, sino que obedecen fundamentalmente a cambios de residencia (provocados por el encarecimiento de la vivienda en la c. central o por la búsqueda de lugares que ofrezcan una mayor calidad de vida) y a relocalizaciones de retorno u ocio. [P.C.P.]

Fuente: Basado en la Gran Enciclopedia de España

Emigración

Concepto de Emigración en Derecho del Trabajo

Significado de emigración en relación al empleo en España: Proceso en el que los trabajadores salen de su país de origen para desarrollar en otros países una actividad laboral. [[empleo]] [[derecho-laboral]]

Recursos

Notas y Referencias

  1. Definición de emigración basado en el Diccionario de Empleo elaborado desde el Observatorio de Empleo Joven e Injuve

Recursos

Véase También

  • Relación de Trabajo
  • Libre circulación de trabajadores
  • Permiso de trabajo
  • Retorno de emigrantes
  • Trabajadores extranjeros

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