Farmacia

Farmacia en España en España

Aquí se ofrecen, respecto al derecho español, referencias cruzadas, comentarios y análisis sobre Farmacia. [aioseo_breadcrumbs][rtbs name=»derecho-home»] Por un lado, la farmacia es una botica, la oficina y tienda del farmacéutico. En este sentido, constituye la modalidad más conocida de ejercicio profesional del farmacéutico. Suele haber un pequeño laboratorio químico anexo, para hacer determinados análisis o preparar productos farmacéuticos. Generalmente es de propiedad del farmacéutico, pero hay de propiedad del estado, del municipio, etc. También hay farmacias de hospitales y farmacias militares.

Por otro lado, es la ciencia y el arte de conocer las sustancias con acción medicamentosa y la manera de combinarlas para obtener los medicamentos.

Originariamente la farmacia no era de hecho una ciencia independiente, sino que formaba parte de los conocimientos médicos, pues era el médico quien preparaba los medicamentos. Los descubrimientos en el campo de la química y, especialmente, en el de la botánica, influyeron en la evolución de la farmacia. Los primeros textos que se conoce son los egipcios, que se limitan a dar la forma de obtener ciertos preparados con poder de curar; posteriormente fueron los griegos quienes escribía obras, que tuvieron vigencia durante muchos siglos.

En la época medieval el mundo islámico dio un nuevo impulso a la ciencia farmacéutica, que se fue separando gradualmente del campo de los médicos, y así surgió la profesión de boticario. En el siglo XVI aparecieron las primeras farmacopeas, cuya necesidad fue aumentando desde el momento que el médico dejó de prepararse él mismo los medicamentos y lo encargó a otra persona, que con el tiempo se convirtió en el farmacéutico. Era necesario que quien preparara un medicamento lo hiciera siempre siguiendo unas mismas normas para la obtención de unos resultados idénticos. Así aparecieron tratados escritos por especialistas, que recibieron diferentes nombres (antidotaris, recetarios, códices, etc), bien que eran obras carentes de carácter obligatorio.

En el este de la Península ibérica, uno de los primeros textos conservados es el Libro de las medicinas particulares o simples del médico y botánico toledano Ibn Wafid (s. XI), traducido al catalán directamente del árabe (también lo fue en el hebreo y más tarde al latín) en el siglo XIV y publicado por Lluís Faraudo (1943).

El llamado Recetario de Manresa, en el archivo municipal de esta ciudad, es una colección de fórmulas, con un índice de simples, hecha por el farmacéutico Bernat Despujol en 1347 y publicada por Luis Comenge. Una de las farmacopeas más completas de aquella época, que sólo tiene como precedente la publicada en Florencia en 1487, es la que hizo el boticario barcelonés Pere Benet Mateu en 1497 (publicada póstumamente, en 1521).

En el año 1511 fue editada en Barcelona, por el colegio de boticarios, la «Concordia pharmacopolarum Barchinonensium», reimpresa en 1534 y el 1587. Antoni Castell, monje de Montserrat y farmacéutico de la orden en Valladolid, escribió su «Teoría y práctica de los boticarios» (Barcelona, 1592), una de las primeras farmacopeas en castellano. En 1601 fue editada en Valencia una «Officina Medicamentorum», reimpresa en 1698.

Pero no se puede hablar prácticamente de ciencia farmacéutica hasta el siglo XVIII, y hay que llegar al siglo XIX para poder hablar de ello desde el punto de vista científico, especialmente favorecida por el desarrollo de la química y de la farmacología experimental, así como para la regulación de la enseñanza universitaria con la aparición de las primeras ordenanzas de farmacia.

En el siglo XX la farmacia ha experimentado un gran impulso -paralelo al de la química- que ha dado lugar al establecimiento de una importante industria farmacéutica, gracias a la cual se ha obtenido sustancias nuevas, tales como antibióticos, antihistamínicos, vitaminas, etc.

La enseñanza de la farmacia se fue estableciendo en todos los estados, de acuerdo con el desarrollo de la ciencia farmacéutica. En España lo fue la primera vez en 1801, mediante las Ordenanzas de Farmacia. En 1804 fue creado en Madrid el Real Colegio de Farmacia, en 1815 el de San Victorián, en Barcelona, ​​y dos más, en Santiago de Compostela y Sevilla. En 1845 fueron incorporados a la universidad, como facultades de farmacia, los colegios de Madrid y de Barcelona. Posteriormente fueron creadas las facultades de Granada, Santiago de Compostela y Salamanca.

En los Países Catalanes se destacó la figura de Francisco Carbonell y Bravo, que, siendo alcalde del colegio de farmacéuticos de Barcelona, ​​publicó «Pharmaciae elementa chemiae recentioris Fundamento innixa» (1796), que sirvió de libro de texto mucho tiempo a varias escuelas francesas y castellanas. En relación con el Colegio de San Victorián se destacaron las figuras de José Antonio Savall y Ramon Fors y Cornet. Para impulsar el aspecto científico de la profesión farmacéutica, bajo el impulso y la presidencia de Josep Agell y Agell fue creada en 1931 la Academia de Farmacia de Cataluña, que desapareció en 1939. La Academia de Farmacia de Barcelona fue constituida en 1955 a partir de la sección barcelonesa de la Academia de Farmacia de Madrid.

Farmacia: Antecedentes Histórico-Legislativos

Está disponible toda la legislación promulgada en España, en su texto original, en la recopilación legislativa histórica de la plataforma sobre leyes españolas.

Beneficencia y Sanidad en la Legislación Histórica de España

Para una aproximación histórica, y en relación con Sociedad en la legislación histórica, véase también las entradas publicadas sobre Beneficencia y Sanidad en esta enciclopedia jurídica española.

Contexto histórico de Farmacia

Véase información, asimismo, sobre la evolución de la legislación y las iniciativas regulatorias que han afectado a Farmacia a lo largo de la historia española.
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Recursos

Bibliografía

Véase También

  • Sociedad
  • Beneficencia
  • Sanidad

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