Franquismo

Franquismo en España en España

Aquí se ofrecen, respecto al derecho español, referencias cruzadas, comentarios y análisis sobre Franquismo. [aioseo_breadcrumbs][rtbs name=»derecho-home»]

Falange Española Durante el Franquismo (Historia)

Algunos falangistas, como José Antonio Girón o la propia hermana de José Antonio, Pilar, aceptaron la nueva situación. A cargo del partido único quedaron una organización femenina (la Sección Femenina), otra juvenil masculina (el Frente de Juventudes), el SEU, los servicios sociales (Auxilio Social) y la estructura corporativa sindical. En estas instituciones, refugio de la parafernalia fascista, los militares no fueron más que pequeños burócratas. El propio nombre de Falange fue poco a poco sustituido en la década de 1940 por el de Movimiento Nacional, y el régimen acabó por convertirse en lo que se conoció como nacionalcatolicismo.

Ya durante la transición española a la democracia, tras la muerte de Franco en noviembre de 1975, se legalizaron los grupos escindidos del falangismo español: FE de las JONS auténtica y FE independiente, ambos sin importancia política alguna en la organización del nuevo Estado democrático.

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Consideraciones Jurídicas y/o Políticas

Francisco Franco Bahamonde El franquismo (Historia)

El periodo durante el cual ejerció el poder el general Franco, así como el régimen político creado por éste ha recibido el nombre de franquismo. Comprende un dilatado proceso que entremezcla continuismo y cambios durante casi cuatro décadas. Desde el Alzamiento (denominación que los sublevados dieron al inicio de su rebelión con la que comenzó la Guerra Civil), nadie dudó de que, en caso de vencer, el régimen previsto sería una ruptura respecto del pasado republicano. Así lo fueron las primeras instituciones gubernamentales creadas para la España «nacional» (nombre con el que los sublevados reconocían el territorio sobre el que ejercían su control) en plena Guerra Civil: Junta de Defensa Nacional (julio-octubre de 1936), Junta Técnica de Estado (octubre de 1936-enero de 1938) y primer gobierno presidido por Franco, que serían el germen de la dictadura.

Los apoyos recibidos desde el principio permitían presumir el futuro político del «Nuevo Estado» que, por su larga duración, pasó sucesivamente por las fases de dictadura personal, totalitarismo autoritario de «pluralismo limitado» y tecnocrático o, como gustó repetir su creador, de democracia orgánica. En cualquier caso, se trató de un régimen sin ningún carácter democrático, no sólo por su origen (sedición generadora de una guerra civil) sino por su posterior desarrollo, caracterizado por el mando personal del caudillo, la inexistencia de partidos políticos, de división de poderes y de libertades, así como por el fuerte control ejercido desde el poder, cuya naturaleza coincidía con la ideología franquista: antiliberalismo, anticomunismo, antirrepublicanismo, nacionalismo, concepción jerárquica y autoritaria y nacionalcatolicismo. En su última fase, sin abandonar el trauma de la Guerra Civil y la despolitización como recursos, se incorporaron otros factores: la ideología desarrollista, un nuevo sistema educativo y el europeísmo, junto con el evidente cambio de la estructura social que tuvo efecto desde la década de 1960.

Con todo, y hasta el final, el franquismo defendió a ultranza la trama ideológica de los llamados principios del Movimiento: unidad e integridad de la patria, confesionalidad del Estado, la monarquía tradicional como forma de gobierno (aunque no apareció la figura del monarca) y el corporativismo, que definía la representatividad a través del municipio, el sindicato vertical (nacionalsindicalismo) y la familia. Este fue, en efecto, el proceso institucionalizador del Nuevo Estado, no consumado hasta enero de 1967 con la promulgación de la Ley Orgánica del Estado que culminaba las denominadas siete Leyes Fundamentales, el peculiar acercamiento al constitucionalismo del régimen franquista: Fuero del Trabajo (marzo de 1938), Ley Constitutiva de las Cortes Españolas (julio de 1942), Fuero de los Españoles (julio de 1945), Ley del Referéndum Nacional (octubre de 1945), Ley de Sucesión a la Jefatura del Estado (julio de 1947), Ley de Principios Fundamentales del Movimiento Nacional (mayo de 1958) y la ya citada Ley Orgánica del Estado.

Quedaba como resquicio de cara al futuro la proclamación en 1969 del príncipe de España como sucesor a título de rey, en una monarquía instaurada, que no restaurada. El fallecimiento de Franco propició de alguna manera en 1975, y sin que el dictador se lo hubiera propuesto, la monarquía democrática bajo el reinado del nieto de Alfonso XIII, Juan Carlos I, poniendo de manifiesto la inviabilidad del «franquismo sin Franco». El proceso posterior al deceso del general se conoce como transición a la democracia.

Todo este proceso de lento y tímido aperturismo demandado por el desarrollo económico de la década de 1960 y que según cabía esperar debía conllevar un desarrollo político, tropezó con las tensiones entre los llamados inmovilistas (falangistas ortodoxos) y los conocidos como aperturistas en cuestiones tales como la sucesión en la jefatura del Estado, la apertura hacia los países de la órbita soviética, el asociacionismo o la atención de las demandas expresadas por la conflictividad laboral, en definitiva: el posible camino hacia la democracia.

Si, como se ha dicho, un amplio sector del pueblo aceptó el franquismo, al menos en los dos primeros decenios, y siempre como un mal menor tras una cruenta guerra civil, tampoco faltó la presencia de una oposición política. En los primeros años ésta estuvo a cargo de las guerrillas que actuaron en determinadas zonas del territorio español, así como de la oposición democrática llevada a cabo desde el exilio (republicanos, monárquicos seguidores de Juan de Borbón y Battenberg, socialistas y comunistas) cuyo punto álgido fue el Congreso de 1962, que la prensa oficial descalificó como «contubernio de Munich».

A todo ello deben unirse las huelgas y conflictos laborales (el recién nacido sindicato Comisiones Obreras consiguió infiltrarse en las instituciones autorizadas, en tanto que la socialista Unión General de Trabajadores (UGT) mantuvo la lucha clandestina) y estudiantiles (contrarios al oficial Sindicato Español Universitario, SEU) y, en el último tramo, las actuaciones de grupos ligados a la Iglesia católica que marcaron distancias con el régimen después del Concilio Vaticano II (1962-1965), sin olvidar la acción de grupos terroristas como la organización independentista vasca ETA. Sin embargo, este abanico opositor fue a la postre débil y no logró sus propósitos de vencer al régimen, que actuó con dureza a la hora de reprimirlo.

Otro tanto ocurrió con las relaciones exteriores. El franquismo consiguió superar el aislamiento internacional al que estuvo sometido el régimen durante la década de 1940 por haber mantenido, bajo la capa de neutralidad en la II Guerra Mundial, la amistad con las potencias del Eje. España, en un primer momento, quedó fuera de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), creada en 1945. Pero la Guerra fría modificó el panorama y
obligó a aceptar la situación española. Los pilares de este reconocimiento internacional se plantaron en 1953 con la firma del Concordato con la Santa Sede y la de los pactos económicos y militares con Estados Unidos (Convenio de Amistad y Cooperación). Ambos hicieron saltar el cerco impuesto hasta entonces a Franco. En 1955 España ingresó en la ONU, si bien antes lo había hecho en otras organizaciones internacionales, como la Organización Mundial de la Salud (OMS), la UNESCO y la Organización Internacional del Trabajo (OIT). El presidente estadounidense, Dwight David Eisenhower, visitó Madrid en diciembre de 1959. Desde finales de 1969, coincidiendo con la llegada al Ministerio de Asuntos Exteriores del tecnócrata Gregorio López Bravo, la diplomacia española inició una apertura hacia los países del entorno soviético, en un principio con carácter comercial y más tarde en forma de relaciones diplomáticas plenas.

En lo que respecta a las relaciones con Latinoamérica, la política exterior franquista cabalgó sobre las conveniencias de cada momento. Los gobiernos latinoamericanos se dividieron al iniciarse la Guerra Civil en torno a la actitud que deberían adoptar frente al conflicto y aunque México (presidida durante la guerra por Lázaro Cárdenas) mantuvo siempre una política de firme defensa de las instituciones republicanas, que se prolongó hasta la muerte de Franco y la celebración de las primeras elecciones democráticas en 1977, los demás países fueron reconociendo al dictador y su régimen, sin excepción. Franco, por otra parte, encontró apoyo y simpatía en los gobernantes autoritarios latinoamericanos de todas las épocas: las actitudes personales y gubernamentales del argentino Juan Domingo Perón, el dominicano Rafael Leónidas Trujillo o el chileno Augusto Pinochet fueron una buena muestra de ello.

De otro lado, a las buenas relaciones con los países musulmanes expresadas en las visitas de los jefes de Estado de Arabia Saudí, Jordania, Irak, Irán y Egipto, cabe añadir el reconocimiento español a la independencia del territorio de Marruecos bajo su protectorado (1956), el reconocimiento de los derechos de dicho país sobre Ifni (1969) o la independencia de Guinea Ecuatorial (1968). En el ocaso del franquismo (octubre de 1975), el rey marroquí Hasan II organizó la Marcha Verde sobre el territorio del Sahara Español, lo que supuso abandonar éste en manos de Marruecos y Mauritania.

Sin quebrar el monolitismo del sistema, los principales grupos colaboradores en los gobiernos franquistas fueron militares, falangistas, monárquicos, católicos y tecnócratas. Salvo en los dos últimos gabinetes (presididos por Luis Carrero Blanco desde junio hasta diciembre de 1973, y por Carlos Arias Navarro, que sustituyó a éste tras su asesinato a manos de ETA), todos tuvieron como presidente a Franco, responsable único de los equipos ministeriales, sujetos en la duración y composición a su exclusiva voluntad. Según la coyuntura (cierre autocrático o liberalización política) se mantuvieron o fueron sustituidos, siempre al compás de la astucia del general que tuvo especial empeño en mezclar las distintas «familias» del régimen dando la impresión de un falso pluralismo, por cuanto no se reconocía la existencia de partidos políticos.

Algunos de los principales ministros de los gobiernos presididos por Franco fueron, además de los ya mencionados Carrero Blanco, Arias Navarro y López Bravo: Ramón Serrano Súñer, Francisco Gómez Jordana, Juan Antonio Suances, José Enrique Varela, Alberto Martín Artajo, Agustín Muñoz Grandes, Fidel Dávila, José Antonio Girón, Raimundo Fernández Cuesta, Joaquín Ruiz Giménez, José Solís Ruiz, Manuel Fraga Iribarne, Alberto Ullastres, Camilo Alonso Vega y Torcuato Fernández-Miranda.

Por último, y en otro orden de cosas, la economía y la política económica sufrieron una interesante evolución a lo largo de los 40 años de gobierno franquista. El primer periodo, transcurrido desde 1939 hasta 1951, fue una etapa de autarquía que acusó los efectos de las guerras civil y mundial. Durante ese primer periodo España experimentó una auténtica depresión que contrastaba con la recuperación europea, lograda por la ayuda prestada por el Plan Marshall y de la cual no disfrutó el país gobernado por Franco.

La década de 1950 actuó como bisagra en la que se produjo un crecimiento debido a la liberalización, la mejora de las relaciones exteriores y los ingresos procedentes del turismo y los numerosos emigrantes. La década de 1960 fue una década de expansión que había dado comienzo con el Plan de Estabilización de 1959 y continuó hasta 1973, respondiendo en cierto modo al esquema propuesto por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE): energía barata, precios favorables en alimentos y materias primas, reservas de mano de obra barata procedente del sector primario, aumento de la población activa y expansión del mercado internacional.

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Consideraciones Jurídicas y/o Políticas en relación a Francisco Franco Bahamonde El franquismo

José María Gil-Robles y Quiñones El franquismo y la transición (Historia)

Finalizado en abril de 1936 el conflicto, apoyó la causa monárquica, fue miembro del Consejo Privado del conde de Barcelona (Juan de Borbón, padre del futuro rey Juan Carlos I) e intentó llegar a un acuerdo en 1948 con el líder socialista Indalecio Prieto para lograr la restauración de la monarquía.

En 1953 regresó a España, donde apoyó a diversos opositores al régimen dictatorial del general Franco. Fue desterrado en 1962 por participar en junio de ese año en una reunión antifranquista en Munich, lo que le valió asimismo ser apartado del entorno del conde de Barcelona. Comenzó entonces a escribir una serie de libros de memorias, en el primero de los cuales, No fue posible la paz (1968), intentó explicar las causas que llevaron a la Guerra Civil y justificar su intervención en los acontecimientos anteriores a la misma.

Catedrático de la Universidad de Oviedo desde 1968, tras el fallecimiento del general Franco en 1975 y el inicio del reinado de Juan Carlos I y de la transición española, intentó recuperar su papel político defendiendo las posiciones de la democracia cristiana. Sin embargo, el fracaso de su partido (integrado junto al de Joaquín Ruiz Giménez en la Federación de la Democracia Cristiana) en las elecciones de 1977, en las cuales no obtuvo acta de diputado, le apartó definitivamente de la vida política. En 1976 había aparecido otra de sus obras autobiográficas y de carácter político, La monarquía por la que luché. Falleció en 1980 en Madrid.

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Consideraciones Jurídicas y/o Políticas

Juan Carlos I Sucesor de Franco (Historia)

El 22 de julio de 1969 las Cortes (entonces una asamblea corporativa sin verdadero carácter representativo) le proclamaron sucesor d
e Franco a título de rey de acuerdo con los postulados de la Ley de Sucesión a la Jefatura del Estado de julio de 1947. Juan Carlos comenzó a ejercer desde entonces su parcela de representación institucional en tanto que sucesor del jefe del Estado mediante una serie de actividades oficiales que incluyeron viajes por el territorio español e incluso visitas a otros países. En 1971 recibió por ley la función del ejercicio de la jefatura del Estado en caso de enfermedad o ausencia de Franco. Desde agosto hasta septiembre de 1974 y entre octubre y noviembre de 1975 la incapacidad por enfermedad de aquél le llevó a desempeñar esas prerrogativas y sustituirle en el desempeño del más alto cargo estatal.

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Consideraciones Jurídicas y/o Políticas

Franquismo (Historia)

Franquismo, denominación que reciben tanto el periodo histórico durante el cual ejerció el poder en España el general Francisco Franco (1936-1975), como el régimen político establecido por éste y calificado indistintamente como dictatorial o autoritario.

La sublevación militar que en julio de 1936 originó la Guerra Civil pretendió establecer una significativa ruptura respecto del ordenamiento jurídico propio de la II República. Los organismos gubernamentales creados por los rebeldes fueron la Junta de Defensa Nacional (julio-octubre de 1936), la Junta Técnica de Estado (octubre de 1936-enero de 1938) y, finalmente, el primer gobierno presidido por Franco.

El Nuevo Estado instaurado sobre todo el territorio español a raíz de la definitiva victoria franquista, obtenida en abril de 1939, manifestó su carácter antidemocrático por medio del ejercicio personal del poder a cargo de Franco, la proscripción de partidos políticos, así como la ausencia de la división de poderes y de libertades. Todo ello ejercido desde la peculiar ideología franquista, de marcado talante antiliberal, anticomunista, nacionalsindicalista y nacionalcatolicista, factores todos ellos apenas matizados durante la segunda mitad de existencia del régimen, cuando se hizo especial hincapié en el desarrollo económico alejado de la autarquía inicial. El corporativismo, expresado por medio de la llamada democracia orgánica, fue el sistema político aplicado durante los 39 años de ejercicio del poder franquista. Los órganos depositarios de la representatividad recayeron en el municipio, el sindicato vertical y la familia. La institucionalización del Nuevo Estado tuvo lugar a través de las denominadas siete Leyes Fundamentales, promulgadas desde marzo de 1938 (Fuero del Trabajo), hasta enero de 1967 (Ley Orgánica del Estado). Las otras cinco normas que conformaron el falso constitucionalismo franquista fueron la Ley Constitutiva de las Cortes Españolas (julio de 1942), el Fuero de los Españoles (julio de 1945), la Ley del Referéndum Nacional (octubre de 1945), la Ley de Sucesión a la Jefatura del Estado (julio de 1947) y la Ley de Principios Fundamentales del Movimiento Nacional (mayo de 1958).

Durante la década de 1970, la crisis energética internacional, los problemas derivados de la situación del Sahara Español, el incremento de las huelgas y de la oposición antifranquista, así como del terrorismo, pusieron de manifiesto el agotamiento del régimen, que coincidía con el de su titular. El franquismo llegó a su fin con el fallecimiento del propio Franco, en noviembre de 1975. El inicio del reinado de Juan Carlos I corrió parejo a un nuevo periodo histórico y político, la transición a la democracia, que supuso el retorno español al constitucionalismo, al parlamentarismo y al disfrute de las libertades.

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Consideraciones Jurídicas y/o Políticas

Recursos

Notas y Referencias

  1. Información sobre franquismo de la Enciclopedia Encarta

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Otra Información en relación a Franquismo

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  1. Información sobre juan carlos i sucesor de franco de la Enciclopedia Encarta

Véase También

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Notas y Referencias

  1. Información sobre josé maría gil-robles y quiñones el franquismo y la transición de la Enciclopedia Encarta

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Notas y Referencias

  1. Información sobre falange española durante el franquismo de la Enciclopedia Encarta

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