Revolución de 1868

Revolución de 1868 en España en España

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Juan Prim y Prats El triunfo de la revolución de 1868 (Historia)

A su regreso a España ese mismo año, abandonó la Unión Liberal e ingresó de nuevo en el Partido Progresista, cada vez mas decidido a participar en el derrocamiento del régimen isabelino. A partir de su destierro a Oviedo en 1864, rompió con Ramón María Narváez y con O’Donnell, las principales figuras de la última etapa del reinado de Isabel II, e incrementó su actividad conspiradora. Fracasados sus reiterados pronunciamientos de esos años, de entre los que cabe destacar el de junio de 1866 en el cuartel madrileño de San Gil, propugnó desde su exilio el llamado Pacto de Ostende (agosto de 1866) con el Partido Demócrata, acuerdo ampliado al año siguiente a los miembros de la Unión Liberal.

El 19 de septiembre de 1868, después de proclamar el manifiesto España con honra, apoyado por los políticos Práxedes Mateo Sagasta y Manuel Ruiz Zorrilla, con la ayuda de los militares Francisco Serrano Bedoya y Juan Bautista Topete, desembarcó en Cádiz. Mientras una parte del Ejército se dirigía a Madrid, Prim conseguía las adhesiones de las ciudades de Andalucía, Cataluña y Levante. La llamada revolución de 1868 había triunfado y dado comienzo así al Sexenio Democrático.

El gobierno provisional, presidido por Francisco Serrano, duque de la Torre, le encargó el Ministerio de la Guerra el 8 de octubre. El 18 de junio del año siguiente asumió la presidencia del gobierno, sin abandonar el Ministerio de la Guerra. Desde su cargo, defendió la monarquía constitucional e hizo gestiones para encontrar un miembro de alguna casa real europea que asumiera el trono español. Presentó la candidatura de Amadeo de Saboya, que las Cortes aceptaron el 16 de noviembre de 1870. No pudo recibir al ya rey Amadeo I, puesto que el 27 de diciembre de 1870 sufrió un atentado en Madrid (nunca esclarecido) de resultas del cual falleció tres días más tarde, antes de que se produjera la llegada del nuevo monarca a la capital de su reino. [1]

Consideraciones Jurídicas y/o Políticas

Recursos

Notas y Referencias

  1. Información sobre juan prim y prats el triunfo de la revolución de 1868 de la Enciclopedia Encarta

Véase También

Otra Información en relación a Juan Prim y Prats El triunfo de la revolución de 1868

1 comentario en «Revolución de 1868»

  1. ¿Cuál es el punto de vista con respecto a la revolución de 1868 y el largo periodo de la restauración monárquica a partir de 1875?. Ramos Oliveira relaciona la revolución de 1868 y la Primera República con el problema eclesiástico en España. En su interpretación, la iglesia perseguía en el siglo XIX la intención de suplantar a la corona y asentar sobre los escombros del Estado una teocracia, gobernando ella misma. La dinastía carlista era la favorita de la iglesia, pues esta “monarquía teocrática” garantizaba el poder absoluto de la iglesia. Durante el mandato de Isabel II, la iglesia consiguió “la subordinación del Estado al poder espiritual”. Y la verdadera causa de la Revolución de 1868 fue que la nueva oligarquía y los progresistas habían reconocido que eran regidos por una teocracia y querían restablecer la independencia civil de la monarquía. En la Restauración, finalmente la iglesia entró “por la senda del compromiso con el Estado”.

    Con respecto al período de la Restauración, Ramos resalta el antagonismo entre los intereses de los terratenientes españoles y la burguesía catalana. La economía habría necesitado una honda reforma agraria que aumentara el poder adquisitivo de las masas campesinas, una reforma que no podía esperarse del gobierno burgués de Madrid. Y los catalanes solo estaban interesados en mantener su “régimen de abuso y parasitismo”. La política económica dictada desde Madrid para proteger los intereses económicos catalanes corrompió a la burguesía catalana para que no realizara su función histórica: derribar un Estado anacrónico. También la industria hullera se sostuvo solo por el contribuyente. La oligarquía controlaba el poder económico y bloqueaba el desarrollo capitalista. La única solución a los problemas acumulados de la economía española era un cambio radical del Estado y de la estructura económica.

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