Academia de la Historia

Academia de la Historia en España en España

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Historia del Concepto: Academia de la Historia en 1868

A efectos históricos, se presenta una descripción de academia de la historia en los términos del Diccionario Alcubilla: [1] Fué también fundada, como la española, por el Rey D. Felipe Y, por decreto de 18 de abril de 1738 (ley 2., tít. 20, lib. 40. í Nov. Rec.) a instancia de una junta de dante riqueza, parte de la cualha sabido aprovechar con tanto fruto en sus trabajos.

Ha publicado corregidas é ilustradas varias obras importantes, y entre ellas las legales del Rey D. Alonso el Sábio, el Espéculo o Espejo de las leyes, el Fuero Real, las leyes del Estilo, las Partidas, el Ordenamiento de las Tafurería&, las leyes de los Adelantados, como también las Nuevas o sean las dadas por aquel Monarca después de la publicación del Fuero; y además el Diccionario históri- co-crUico-geográfico de las Provincias Vascongadas y Rioja, obra redactada con la mayor exactitud y riqueza de noticias, el Diccionario de voces españolas geográficas; el Ensayo sobre alfabetos de letras desconocidas que se encuentran en las antigUedades, medallas y monumentos de España, el Catálogo de noinbres de pesos y medidas españolas, el Informe dado al Consejo sobre la disciplina eclesiástica relativa al sitio de las sepulturas, la Co- lección de Cortes antiguas de los Reyes de León y Castilla y los tomos de sus Me- morías.

Los estatutos de esta Academia se reformaron, según ya dejamos indicado, por R. D. de 28 de mayo de 1856, y en él se establece que constará de 36 académicos de número domiciliados en Madrid; de correspondientes españoles y extranjeros y de honorarios extranjeros; correspondiendo a la misma Academia la elección de todos ellos, y entre los de número, la de un director, un secretario, un censor, un anticuario, un bibliotecario y un tesorero cuyas atribuciones se deslindan.

La ley recopilada prescribió que usase la Academia de empresa correspondiente a su instituto que será por cuerpo un rio en su nacimiento y por mote: InPa- triam Populumque fluit.

Recursos

Notas y Referencias

  • Basado en la voz «academia de la historia» del Diccionario de la administración española, peninsular y ultramarina: compilación ilustrada de la novísima legislación en todos los ramos de la administración pública, por Marcelo Martínez Alcubilla (Madrid, 1868-1870, 2ª ed.)

1 comentario en «Academia de la Historia»

  1. Cómo echan de menos algunos la España sin sobresaltos, a golpe de porra y trena. Aquellos tiempos de la restauración, en los que Cánovas y Sagasta se turnaban haciendo el paripé del parlamentarismo académico pero carente de categoría democrática. Palabra que solo estaba reservada a los grupos obreros que no tenían acceso al poder. De ello se encargaba el régimen presidido por el bisabuelo del rey Juan Carlos I.

    Luego le seguiría su hijo Alfonso XIII, más preocupado por la buena vida que por sofocar el hambre de campesinos y obreros. El reinado desembocó en una dictadura nombrada por él, encargada al general Primo de Rivera, eliminando el parlamento, cuyo único cometido era dar una imagen en el exterior. No era más que una cámara de oradores bien pagados que vivían al margen de los problemas del pueblo. Tras este capítulo de 30 años apareció una luz de esperanza proclamándose la república, de la que dieron cuenta la oligarquía, el clero y los militares, haciéndola desaparecer después de un lustro convulso debido a la desigualdad de recursos entre los terratenientes y los jornaleros, que en aquellos tiempos era el 80% de la población activa.

    Con la llegada del franquismo, de nuevo retorna la calma en las cárceles y la paz en los cementerios. El pueblo estaba más entretenido en buscar pan y ZZ para matar los piojos, que en reclamar su derecho a ser ciudadanos. Habían sido derrotados, por esa razón la paz era absoluta por obligación.

    Ahora y desde hace 37 años, la monarquía heredera del régimen totalitario, nos ha dado por su propia supervivencia un respiro, con una constitución hecha a la medida de lo que podía transigir el franquismo presente en todos los poderes del estado. Hemos pasado por múltiples etapas, desde los Pactos de la Moncloa, el 23F de 1981, así como el Pacto de Toledo, hoy destruido por el actual gobierno. Lo que es indudable es que la España de hoy nada tiene que ver con la que quedó atrás.

    Este momento es especialmente difícil debido a una crisis económica mundial, pero que en el caso de España se agrava más dado que la derecha gobernante está recuperando la memoria de lo que han sido a lo largo de la historia. El despotismo y la corrupción se han convertido en sistema. El poder judicial está secuestrado, mejor dicho, tutelado por el poder político, por tal razón los casos de corrupción no prosperan o se archivan. Si esta manera de gobernar por real decreto se sigue imponiendo, más pronto que tarde serán arrollados por la sociedad civil.

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