Iglesias

Iglesias en España en España

Aquí se ofrecen, respecto al derecho español, referencias cruzadas, comentarios y análisis sobre Iglesias. [aioseo_breadcrumbs][rtbs name=»derecho-home»]

Concepto

Comunidad local de cristianos en torno a un obispo.

Porción de la Iglesia universal definida por un concepto étnico o geográfico (iglesia italoalbanesa, iglesia de Occidente), por una doctrina (iglesia monofisita), por un personaje que lo ha organizada o dirigida doctrinalmente (iglesia nestoriana, iglesia luterana), por un rito litúrgico (iglesia bizantina), etc.

Puede tener diferentes significados, que incluyen:

  • Iglesia Católica: Iglesia constituida institucionalmente torno al papa de Roma que proclama haber mantenido la sucesión apostólica y la primacía sobre las otras sedes apostólicas.
  • iglesia militante: Los fieles vivientes.
  • iglesia primitiva: La comunidad cristiana de los tiempos apostólicos.
  • iglesia purgante: Las almas del purgatorio.
  • iglesia triunfante: Los bienaventurados del cielo.
  • Iglesia universal (o simplemente Iglesia): Comunidad de los seguidores de Cristo.
  • El conjunto de todos los ministros de una Iglesia, su gobierno.

Como Comunidad

Comunidad de los seguidores de Cristo.

La palabra griega (ἐκκλησία) o el latín (ecclesia), que ha sobrevivido en las lenguas románicas, síntesis de la expresión ἐκκλησία του Κυρίου (asamblea del Señor), traduce el concepto bíblico qahal Yahvé(‘Pueblo de Dios’). La palabra, en el Nuevo Testamento, designa la comunidad de los últimos tiempos, el «resto de Israel», que confiesa Jesús en nombre de todo el pueblo como el Mesías esperado. Frecuenta en el apóstol Pablo, el que el debía aprender de la comunidad de Jerusalén. Pero tomó una extensión nueva, por razón de la llamada de los paganos a constituir también ellos el «pueblo de Dios», de cara a una nueva etapa de su historia. La antigua tradición cristiana afirma que la Iglesia nació en la cruz, como una nueva Eva del costado abierto de Cristo, y se manifestó el día de Pentecostés: por el Espíritu Santo enviado del Padre, la Iglesia ha sido santificada en la verdad. Constituye así un misterio, es decir, una manifestación divina en la historia, así como Jesús fue la manifestación del Padre en el tiempo. Aunque constituirse heredera de todos los elementos de la tradición judaica, a pesar de vivir en la conciencia de ser el pueblo de Dios de los últimos tiempos, la comunidad de los discípulos de Jesucristo llevaba en germen una constitución nueva con respecto a la comunidad judía en el seno vivía: la eucaristía, que actualiza y renueva el memorial de la Pascua judía, la elección de los doce apóstoles, enviados a bautizar todas las naciones, y el anuncio salvífico que Jesús es el Señor y que debe volver al fin de los tiempos, como principio de toda confesión de fe. Bien que Jesús hubiera anunciado el Reino y proclamado un mensaje de justicia y de amor entre los hombres y no hecho obra directa de legislador, la fundación de la Iglesia resulta de la fundación, por parte de él, de una comunidad de discípulos. Hoy los exegetas admiten generalmente que la constitución de la comunidad primitiva remonta a la persona ya la actividad de Jesús. Según algunos, Jesús mismo no procedió a la institución de la Iglesia: él sólo proclamó la buena nueva a las «ovejas perdidas de Israel», sin anunciar a los paganos; esta extensión del anuncio, de la que resultó la Iglesia, debió ser una decisión de Pedro y de los ancianos, que la sancionaron en el concilio de Jerusalén (49). Hay que admitir, sin embargo, con otros autores, que la conciencia mesiánica de Jesús es un dato histórico establecida: Jesús quiso reunir en torno a él una comunidad mesiánica y dejó entrever un tiempo nuevo, desde su muerte y resurrección hasta la venida del Reino, de reunión de los creyentes en torno a los apóstoles. Jesús mismo no procedió a la institución de la Iglesia: él sólo proclamó la buena nueva a las «ovejas perdidas de Israel», sin anunciar a los paganos; esta extensión del anuncio, de la que resultó la Iglesia, debió ser una decisión de Pedro y de los ancianos, que la sancionaron en el concilio de Jerusalén (49). Hay que admitir, sin embargo, con otros autores, que la conciencia mesiánica de Jesús es un dato histórico establecida: Jesús quiso reunir en torno a él una comunidad mesiánica y dejó entrever un tiempo nuevo, desde su muerte y resurrección hasta la venida del Reino, de reunión de los creyentes en torno a los apóstoles. Jesús mismo no procedió a la institución de la Iglesia: él sólo proclamó la buena nueva a las «ovejas perdidas de Israel», sin anunciar a los paganos; esta extensión del anuncio, de la que resultó la Iglesia, debió ser una decisión de Pedro y de los ancianos, que la sancionaron en el concilio de Jerusalén (49). Hay que admitir, sin embargo, con otros autores, que la conciencia mesiánica de Jesús es un dato histórico establecida: Jesús quiso reunir en torno a él una comunidad mesiánica y dejó entrever un tiempo nuevo, desde su muerte y resurrección hasta la venida del Reino, de reunión de los creyentes en torno a los apóstoles. debió ser una decisión de Pedro y de los ancianos, que la sancionaron en el concilio de Jerusalén (49). Hay que admitir, sin embargo, con otros autores, que la conciencia mesiánica de Jesús es un dato histórico establecida: Jesús quiso reunir en torno a él una comunidad mesiánica y dejó entrever un tiempo nuevo, desde su muerte y resurrección hasta la venida del Reino, de reunión de los creyentes en torno a los apóstoles. debió ser una decisión de Pedro y de los ancianos, que la sancionaron en el concilio de Jerusalén (49). Hay que admitir, sin embargo, con otros autores, que la conciencia mesiánica de Jesús es un dato histórico establecida: Jesús quiso reunir en torno a él una comunidad mesiánica y dejó entrever un tiempo nuevo, desde su muerte y resurrección hasta la venida del Reino, de reunión de los creyentes en torno a los apóstoles.

La Iglesia, comunidad de los seguidores de Jesús, es esencialmente una e indivisible. Pero, por ser constituida por hombres pecadores, ha conocido la división. Esto ha hecho que la Iglesia, sociológicamente, se haya convertido «iglesias», y que la misma multiplicidad, con sus humillaciones temporales y espirituales, haya resultado un escándalo y una herida en la unidad católica. Todos los atributos que deberían coincidir en la auténtica Iglesia: católica (universal, por oposición a las sectas y disidencias), ortodoxa (profesando la verdadera fe), evangélica(en continuidad con el Evangelio del que ha salido), etc, han quedado distribuidos, y han pasado a designar alguna iglesia concreta y no la Iglesia única de Cristo. Así, se suele llamar católica la Iglesia de Roma, ortodoxa la Iglesia dependiente de Bizancio, evangélica la salida de la reforma luterana, etc. Esto hace que, en el Occidente católico, hacer la historia de la Iglesia signifique hacer la historia de la Iglesia Católica, mientras que la historia de las otras porciones de la Iglesia es tratada como historia de Iglesias particulares, a las cuales, sin embargo, hay que referirse, para tener una visión completa y total de la Iglesia de Jesucristo (Iglesia Católica , Iglesias Orientales , Reforma). La cuestión de los miembros de la Iglesia o de la pertenencia a ella se identifica con la pregunta sobre su esencia o autorrealización. Según la doctrina del Concilio Vaticano II, todo aquel que actúa con fidelidad a su conciencia alcanza la salvación de Dios en Cristo, tanto si es católico como si pertenece a otra confesión cristiana, tanto si vive según otra religión como si no ha llegado todavía al conocimiento explícito de Dios; por otra parte, la Iglesia de Cristo, que se realiza plenamente en la Iglesia Católica, es necesaria para que los hombres se salven y, según la tradición, todos los hombres están llamados. La Iglesia se convierte así en la dimensión perceptible (gracias al sacramento del bautismo y de la comunión de todos sus miembros) de la salvación que Dios ofrece a todos los hombres. En la pertenencia a la Iglesia hay una gama muy grande de matices: desde una pertenencia plena hasta una pertenencia implícita (la del llamado actualmente «cristiano anónimo»), pasando por una serie de posibilidades nada fáciles de catalogar. La Iglesia, aunque es misterio en su realidad profunda, es también una sociedad terrenal, y desde este punto de vista es una institución humana -con las correspondientes debilidades y vicisitudes históricas-, falible y siempre reformable. Ahora: estos dos aspectos, invisible y visible, de la Iglesia no pueden ser disociados sin disociar también las dos dimensiones de la misma obra de Cristo y sin destruir así la economía salvadora; oponerse, asimismo, una Iglesia, sociedad humana, jurídica y falible, a una Iglesia, reunión de santos, viviente y espiritual.

Autor: cat.

Iglesias: Antecedentes Histórico-Legislativos

Está disponible toda la legislación promulgada en España, en su texto original, en la recopilación legislativa histórica de la plataforma sobre leyes españolas.

Patrimonio en la Legislación Histórica de España

Para una aproximación histórica, y en relación con Patrimonio y Rentas en la legislación histórica, véase también las entradas publicadas sobre Patrimonio en esta enciclopedia jurídica española.

Contexto histórico de Iglesias

Véase información, asimismo, sobre la evolución de la legislación y las iniciativas regulatorias que han afectado a Iglesias a lo largo de la historia española.

Asignación tributaria en el IRPF a la Iglesia Católica y a otros fines de interés social en el 2000

La Ley de Presupuestos Generales del Estado para el año 2000 modificó el sistema de asignación tributaria a la Iglesia Católica y a otros fines de interés social para que los contribuyentes que así lo deseen, pudieran manifestar su voluntad de destinar su asignación a ambas opciones, a una de ellas o a ninguna.

En consecuencia, en su declaración del Impuesto sobre la Renta, el contribuyente podía elegir alguna de las siguientes opciones:

  • Colaborar con la Iglesia Católica y también con otros fines de interés social. En este caso, el contribuyente deberá marcar las casillas correspondientes a ambas opciones, y se destinará un 0,5239 por 100 de su cuota íntegra al sostenimiento económico de la Iglesia Católica y, además, otro 0,5239 por 100 a otros fines de interés social.
  • Colaborar con la Iglesia Católica. En este caso, el contribuyenteúnicamente deberá marcar la casilla correspondiente a esta opción, y se destinará el 0,5239 por 100 de su cuota íntegra a la financiación de dicha Institución.
  • Colaborar en otros fines de interés social. En este caso, el contribuyente únicamente deberá marcar la casilla correspondiente a esta opción, y se destinará el 0,5239 por 100 de su cuota íntegra a las Organizaciones no Gubernamentales (ONG) de Acción Social y de Cooperación al Desarrollo para la realización de programas sociales.
  • No manifestar su voluntad en favor de ninguna de dichas opciones. En este caso, el contribuyenteno deberá marcar ninguna casilla, y se imputará el 0,5239 por 100 de su cuota íntegra del I.R.P.F. a los Presupuestos Generales del Estado con destino a fines generales.

La elección de cualquiera de las opciones anteriores o la ausencia de elección no tendrá coste económico alguno para usted, por lo que la cantidad a ingresar o a devolver resultante no se verá, en ningún caso, modificada.

La iglesia católica

La parte de la cuota íntegra del I.R.P.F. que se asigne a la Iglesia Católica viene a dar cumplimento al compromiso que asumió el Estado español en el Acuerdo sobre Asuntos Económicos firmado con la Santa Sede, de 3 de enero de 1979, de colaborar al adecuado sostenimiento económico de la Iglesia, para facilitar el cumplimento de sus fines. El artículo IV del mismo Acuerdo sobre Asuntos Económicos resume éstos en los cuatro siguientes:

  • El culto.
  • La sustentación del clero.
  • El sagrado apostolado.
  • El ejercicio de la caridad.

Otros fines de interés social

Estas cantidades van dirigidas a financiar proyectos sociales para colectivos desfavorecidos a través de Organizaciones No Gubernamentales (ONG). El 80% se distribuye por el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales. El 20% restante lo distribuye el Ministerio de Asuntos Exteriores.

Los principales programas desarrollados han sido: Conciliación de vida familiar y laboral, Prevención y atención del maltrato infantil, Ayuda al empleo de jóvenes, Fomento del empleo de la mujer, Prevención de la violencia doméstica y atención a sus víctimas, Promoción de centros de apoyo a familias con personas minusválidas o ancianas a su cargo, Prevención y asistencia a drogodependientes, Ayuda a afectados por el SIDA, Inserción social y laboral del pueblo gitano, Asistencia a reclusos, Atención y acogida a inmigrantes, asilados y refugiados, Programas dirigidos a zonas en especial dificultad, Promoción del voluntariado, y Proyectos de cooperación internacional vinculados al desarrollo y la protección de sectores vulnerables de población.
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Recursos

Bibliografía

Véase También

  • Iglesia
  • Clero Secular
  • Patrimonio Eclesiástico
  • Rentas Eclesiásticas
  • Patrimonio

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