Juan Antonio Llorente

Juan Antonio Llorente en España en España en España

Aquí se ofrecen, respecto al derecho español, referencias cruzadas, comentarios y análisis sobre Juan Antonio Llorente. [aioseo_breadcrumbs][rtbs name=»derecho-home»]Juan Antonio Llorente fue un canonista vasco.

Sesión del Senado español de junio de 1864

La reunión estaba prevista para aprobar la Ley de presupuestos, pero, como cuestiones previas, se habían presentado enmiendas de contenido político en relación con los fueros vascos: una, del senador Sánchez Silva y la otra, de varios senadores vascos, entre ellos Egaña y Barroeta Aldamar.

Sánchez Silva exigía que Álava, Guipúzcoa y Vizcaya “deberán satisfacer puntualmente sus respectivos cupos de contribución territorial, dejando desde luego a cargo del Estado el pago del culto y clero”, mientras el grupo de senadores vascos, por el contrario, pedían que, al final del artículo 11, se añadiera la siguiente cláusula de respeto a los fueros: “… sin que esto altere la observancia de sus Fueros, confirmados por la Ley de 25 de octubre de 1839”.

Las circunstancias políticas eran entonces complicadas para las provincias Vascongadas y Navarra. El conocido como “abrazo de Vergara”, había dado lugar a la Ley de 25 de octubre de 1839, que, en su artículo primero, disponía que “se confirman los fueros de las provincias Vascongadas y de Navarra”, expresión a la que se había añadido en la tramitación parlamentaria una frase que complicaba su interpretación: “sin perjuicio de la unidad constitucional de la monarquía”. En el caso de Navarra, la Ley Paccionada de 16 de agosto de 1841.

La Ley incluía un segundo artículo en el que se atribuía al Gobierno, “tan pronto como la oportunidad lo permita”, y “oyendo antes a las provincias Vascongadas y a Navarra”, la facultad de proponer a las Cortes “la modificación indispensable que en los mencionados fueros reclamen el interés de las mismas conciliado con el general de la nación y la Constitución de la monarquía…”.

La sesión se convirtió en una agria e intensa discusión sobre los fueros: se cuestionaba su origen, contenido, calidad y la conveniencia de mantenerlos o eliminarlos.

Habían pasado 25 años y no se había culminado lo ordenado en el artículo 2.º de la Ley de 1839. Seguía la situación provisional (“se confirman los fueros sin perjuicio de la unidad constitucional”), aun cuando por diversos procedimientos se había ido modificando su contenido. Los cambios se fueron imponiendo sobre la base de la correlación de fuerzas en las Cortes españolas, en las que los representantes vasco-navarros eran minoría y el considerado por la mayoría parlamentaria como “interés general de la nación” se imponía por la vía de hecho o de derecho, ya que esa mayoría juzgaba como más conveniente la unificación legal de todas las provincias y a todos los efectos.

La tesis antiforal acabó muy extendida en el ámbito político y social español y el senador Sánchez Silva no era sino un reflejo de ese ambiente, tal y como asumió él mismo en su disertación parlamentaria, basando el grueso de su argumentación histórica en la obra del canónigo Juan Antonio Llorente (ver foto), Noticias históricas de las tres provincias Vascongadas, principal fundamento intelectual esgrimido en el siglo XIX para la abolición de los fueros vascos.

El senador Egaña, tras diversas manifestaciones de réplica, hizo una referencia a las fuentes historiográficas que su oponente había utilizado como testimonios irrecusables, diciendo que “la mayor parte de esos libros fueron escritos por cronistas de los reyes con la mejor intención sin duda, pero con un deseo poco favorable a las provincias Vascongadas”.

Se refirió a Juan Antonio Llorente como una de esas fuentes. Egaña no se anduvo por las ramas y dijo: “Este señor fue buscado con mucho empeño por el príncipe de la Paz (Godoy) para que escribiese una obra con el objeto de hacer trizas los fueros de las Provincias”.

Sorprende más lo que apuntó a continuación:

“A poco (Llorente) fue reducido a la emigración por haber seguido el partido francés, y todo el mundo conoce un librito del mismo señor, impreso en Burdeos, deshaciendo la mayor parte de su trabajo antiforal”.

Reseña de un supuesto libro de Llorente, impreso en Burdeos, en el que, según el senador Egaña, el canónigo se retractaba de lo dicho en los cinco tomos de sus Noticias históricas.

La cita quedó sin respuesta.

Cuando le tocó el turno al senador Barroeta Aldamar, éste dijo con contundencia:

“Más tarde el mismo Llorente, estando emigrado, ofreció a las provincias Vascongadas reunir los documentos necesarios para producir una obra que combatiese la que antes había escrito, y no se aceptó la oferta”.

Para fortalecer lo que estaba contando, Barroeta Aldamar añadió, de modo enigmático:

“Señores: hablo con algún conocimiento de causa de lo que sobre esto ocurrió”.

Si se probase que esta información relatada por Barroeta Aldamar ante el pleno del Senado fuere cierta, o si apareciese el libro anunciado por Egaña, la credibilidad de Llorente quedaría muy deteriorada, y, en consecuencia, su obra descalificada.

Las versiones de los senadores vascos no se acreditaron. Ni la edición del libro en Burdeos ni la oferta de Llorente de escribir un nuevo libro “que combatiese el que antes había escrito”.

Sobre ese supuesto ofrecimiento, Novia de Salcedo se había pronunciado ya y por escrito en 1829, asegurando que:

“el hombre dirigido por innoble fin, con el cambio de circunstancias, se hace traición a sí mismo y mudada la faz de España con los sucesos que tuvieron principio en 1808, sentía ya Llorente pesar de haber aseverado contra las provincias Vascongadas lo contrario de lo que percibía su mente. Revolvía en sí mismo el medio de contradecirse menos indecorosamente y pudiéramos citar testigos respetables de esta disposición de su ánimo explayada en comunicaciones confidenciales; mas no llegó a tener efecto”.

Antonio de Trueba también intervino en la controversia. En un libro publicado en 1865 daba por cierta la oferta para escribir la retractación, que, según manifestaba, “no se aceptó por un sentimiento de dignidad e hidalguía”, lo que argumentaba en base a la información que le había dado Eulogio de la Torre, que había sido diputado general y a Cortes, quien le aseguró que “tenía pruebas” de que Llorente “nos ofreció refutar su propia obra”.

La otra posibilidad de comprobar el giro espectacular de Llorente sería que apareciese ese “librito impreso en Burdeos” al que se refería Egaña.

Mucho tiempo después, en 1996, un erudito de prestigio, Juan Antonio de Ybarra e Ybarra, reiteraba que:

“Juan Antonio Llorente se ofreció, años después, al señorío de Vizcaya para que le editara otro trabajo en el que refutaba gran parte de su obra anterior y hacía la defensa histórica y fuerista de las provincias Vascongadas”,

basándose en el libro de Javier de Ybarra y Bergé, La Casa de Salcedo de Aranguren, editado en 1944.

Ante el respeto que me merecían las opiniones expresadas, hice una consulta por escrito al prestigioso hispanista experto en Llorente, Gérard Dufour, y el 12 de marzo de 2015, me respondía lo siguiente:

“Estimado colega: Juan Antonio Llorente no publicó ningún libro en el cual se desdecía de lo escrito en sus Noticias históricas, ni en español (véase el libro de Aline Vauchelle sobre Les libres en espagnol publiés en France entre 1814 y 1833, Publications de l´Université de Provence, 1985), ni en francés (hace poco tuve la oportunidad de revisar toda la colección de Bibliographie de la France de 1814 a 1830, y no aparece ningún libro de Llorente relativo a las provincias Vascongadas).

No puedo afirmar tan tajantemente que no se dirigió a las autoridades vascas (pero, ¿cuáles?) para cantar la palinodia, pero no tengo ninguna constancia de ello, e incluso me extrañaría en un hombre tan jacobino (en el sentido centralizador). Quedando a su disposición, con un cordial saludo, Gérard Dufour”.

De lo que se desprenden dos asertos: uno tajante, la inexistencia del libro de retractación, impreso en Burdeos, anunciado por Egaña, y un segundo, más matizado, en el sentido que Dufour no cree posible que Llorente se retractara nunca de lo dicho en Noticias históricas, dado su talante “jacobino y centralizador”.

Autor: Jose Maria Gorordo

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