Segunda República

Segunda República española en España en España

Aquí se ofrecen, respecto al derecho español, referencias cruzadas, comentarios y análisis sobre Segunda República. [aioseo_breadcrumbs][rtbs name=»derecho-home»] La Segunda República española fue un régimen político (no monárquico) instaurado en España el 14 de abril de 1931, tras el derrocamiento de Alfonso XIII.

Historia

Según la Enciclopedia Espasa:

«Entre 1931 y 1936, en un contexto internacional de grandes tensiones políticas, un sector de la sociedad española intentó resolver los grandes problemas del país: el retraso cultural, la modernización del ejército, la relación del Estado con la Iglesia, la reforma de la anacrónica estructura de la propiedad de la tierra, y la creación de un Estado democrático, que integrara en su seno a los sectores sociales y fuerzas políticas de las diferentes regiones y nacionalidades de España.

Se suele dividir la Segunda República en tres períodos, teniendo en cuenta el signo político de los sucesivos gobiernos: el bienio reformista (1931-1933), el bienio conservador (1933-1936) y el gobierno del Frente Popular (1936-1939).

EL BIENIO REFORMISTA

Desde un punto de vista político, el primer bienio republicano estuvo marcado por la hegemonía de las fuerzas republicanas y de izquierda, que adoptaron un programa reformista.

El 14 de abril de 1931, dos días después de la celebración de las elecciones municipales que dieron la victoria a las fuerzas republicanas, el rey Alfonso XIII emprendió el camino del exilio y fue proclamada la República. Fue instaurado un gobierno provisional, presidido por Niceto Alcalá Zamora, que preparó la constitución, en junio de 1931, de las nuevas Cortes.

La Constitución republicana

El 28 de junio de 1931 se eligieron Cortes constituyentes. En estas elecciones, las más transparentes hasta entonces de la historia de España, triunfaron las fuerzas de izquierda y de centro. El PSOE obtuvo 116 diputados; el Partido Republicano Radical, 90; y el Partido Republicano Radical-Socialista, 56 diputados. La coalición nacionalista catalana liderada por ERC obtuvo 36 diputados. La derecha, por el contrario, era minoritaria.
Las Cortes surgidas de estas elecciones redactaron una Constitución que reflejaba los valores laicos e izquierdistas de la mayoría de diputados. Se proclamaban en ella la soberanía popular, las garantías individuales y la posibilidad de alcanzar la autonomía de las regiones que lo solicitasen; se creaba una sola cámara parlamentaria (el Congreso de los Diputados) y el Estado dejaba de ser confesional y pasaba a ser laico. (sobre la Constitución republicana, véase más aquí).

El gobierno de centro-izquierda

Entre diciembre de 1931 y noviembre de 1933, España fue gobernada por un gabinete de centro-izquierda, presidido por Manuel Azaña, que continuó las reformas iniciadas por el gobierno provisional.

Se decretó la jornada laboral de ocho horas, se regularon las condiciones de trabajo de los jornaleros y se estableció un control sobre la actividad de las tierras en cultivo. No obstante, la reforma agraria se efectuó muy lentamente: sólo un porcentaje ínfimo de los campesinos accedió a la propiedad. Ello frustró las expectativas del proletariado rural, sobre todo en Andalucía, Extremadura y La Mancha, al tiempo que espantaba a los terratenientes, que consideraban revolucionaria la tímida reforma emprendida por el régimen republicano.
Respecto a la Iglesia, las relaciones fueron conflictivas desde el principio. A pesar de que el Vaticano había pedido a los obispos una actitud de respeto hacia las nuevas instituciones políticas, el cardenal Segura, obispo de Toledo y primado de España, publicó una carta pastoral que hería la sensibilidad republicana por su elogio de la monarquía.

El ejército español –mayoritariamente monárquico– presentaba en 1931 un problema de exceso de mandos. Manuel Azaña, siendo ministro de la Guerra del gobierno provisional, había clausurado la Academia Militar de Zaragoza y anulado los ascensos militares producidos durante la Dictadura. Estas decisiones fueron interpretadas como agresiones del Gobierno al estamento militar.

Por otra parte, se aprobó el Estatuto de autonomía de Cataluña, en septiembre de 1932, que culminó el proceso de restauración del gobierno de la Generalitat.

Durante este período, la República vivió coaccionada por los dos extremos del arco ideológico: por una parte, la agitación anarquista en el campo andaluz y en algunas zonas industriales de Cataluña y, por la otra, el intento de golpe de estado del general Sanjurjo (10 de agosto de 1932).

El gobierno de Manuel Azaña tuvo que dimitir como consecuencia de las desavenencias entre los partidos que le apoyaban en el Parlamento a raíz de los sucesos de Casas Viejas. En este pueblo andaluz, cercano a Medina Sidonia (Cádiz), el 11 y 12 de enero de 1933 estalló una revuelta social. Un grupo de campesinos asaltó el cuartel de la Guardia Civil y algunos guardias murieron durante el ataque. La Guardia de Asalto –cuerpo de policía creado por la República– hizo retroceder a los insurrectos, algunos de los cuales se hicieron fuertes en una cabaña. Los guardias prendieron fuego a ésta y provocaron la muerte de todos sus ocupantes, incluidos mujeres y niños. Además, fusilaron a 14 detenidos. Azaña, mal informado, defendió la actuación de la Guardia de Asalto en el Congreso de los Diputados y negó las atrocidades conocidas. Cuando se supo la verdad de lo sucedido, la oposición pidió la dimisión del gobierno y algunos de los grupos que daban apoyo al gabinete se lo retiraron. El presidente Alcalá Zamora disolvió las Cortes y convocó nuevas elecciones para el 19 de noviembre de 1933.

EL BIENIO CONSERVADOR

Durante los dos años anteriores, la derecha española se había ido reorganizando. En el abanico derechista se podían distinguir dos grandes grupos. Uno estaba formado por los partidos y organizaciones abiertamente antirrepublicanos: monárquicos, tradicionalistas o carlistas, grupos fascistas como las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista (JONS) y, a partir de octubre de 1933, la Falange Española (FE), fundada por José Antonio Primo de Rivera, hijo del dictador. En otro grupo militaban aquellos que aceptaban la República pero querían transformarla en un sentido conservador; entre ellos destacaba la Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA), creada en febrero de 1933, cuyo dirigente más destacado era José María Gil Robles.

Los resultados electorales fueron favorables a la derecha y al centro, por lo que Alcalá Zamora encargó la formación de gobierno a Alejandro Lerroux, líder del Partido Radical. En una primera fase política, la CEDA no entró en el gobierno, aunque dio su apoyo parlamentario al gobierno del Partido Radical.

La política de los conservadores se encaminó a paliar los esfuerzos modernizadores del bienio anterior: contrarreforma agraria, bloqueo de la concesión del Estatuto de Autonomía para el País Vasco y nombramientos en puestos clave de generales hostiles a la democracia, como por ejemplo el del general Franco como jefe del Estado Mayor.

El punto álgido del período conservador fue octubre de 1934. El sector más radical del PSOE, liderado por Francisco Largo Caballero, preparaba una huelga general y un levantamiento armado contra el gobierno, pocos meses después del triunfo de las derechas. El motivo aducido para el levantamiento fue la entrada de ministros de la CEDA en el gobierno de Lerroux (4 de octubre de 1934). Los socialistas temían que Gil Robles organizara desde el gobierno un golpe de estado al estilo fascista. Pero la huelga general y la insurrección armada convocadas para el 6 de octubre fueron un fracaso. Sólo se levantó en armas la cuenca minera de Asturias, que fue severamente reprimida por el ejército. También se rebeló el gobierno de la Generalitat de Cataluña, presidido por Lluís Companys, cuya proclamación del Estado Catalán fue abortada también por el ejército. Los miembros del gobierno catalán fueron encarcelados y la autonomía fue suspendida.

LAS ELECCIONES DE 1936 Y LA CONSPIRACIÓN MILITAR

A pesar de que el gobierno de la derecha pudo solucionar las crisis de 1934, ésta erosionó su imagen, especialmente por la fuerte represión que siguió al movimiento insurreccional. Los juicios, los encarcelamientos, las prohibiciones gubernamentales a la prensa socialista y comunista y la actitud prepotente del gobierno aumentaron la simpatía de la población hacia los detenidos.

En septiembre de 1935, el gobierno de Alejandro Lerroux se vio obligado a dimitir a consecuencia de un escándalo de corrupción (el estraperlo). Debido a la situación de inestabilidad creada, el presidente de la República disolvió las Cortes y convocó elecciones generales para febrero de 1936.

En estas elecciones, la izquierda se presentó unida en el Frente Popular, una coalición que reunía desde los republicanos de Azaña hasta los comunistas. La derecha, por su parte, no consiguió presentarse unida; la CEDA de Gil Robles fue el partido que concurrió con mayor número de candidatos.

En virtud de la ley electoral de la República, que otorgaba el 75 % de los escaños a la lista ganadora aunque sólo fuera por un voto, el Frente Popular consiguió la mayoría en el Congreso de los Diputados.

El nuevo gabinete constituido en Madrid por Manuel Azaña restauró la Generalitat de Cataluña y amnistió a su gobierno. En mayo de 1936, Alcalá Zamora fue destituido de la presidencia de la República y en su lugar fue elegido Manuel Azaña, que así abandonaba el cargo decisivo de presidente del gobierno para ser promocionado a un cargo más simbólico que ejecutivo.

A principios de marzo de 1936 se incrementaron los primeros contactos entre generales y altos mandos militares para preparar un golpe de estado contra la República, que se llevaría a cabo el 18 de julio. Con el inicio de la Guerra Civil, en el territorio fiel a la República, se disputaron el poder los partidos y sindicatos de izquierdas. En algunas regiones los anarquistas llevaron a cabo una auténtica revolución social. Paralelamente se aprobaron los estatutos vasco y gallego, aunque este último no llegó a aplicarse. Se alternaron los gobiernos de Largo Caballero y Negrín, pero finalmente las fuerzas republicanas no pudieron parar el avance del ejército rebelde, cuya victoria, proclamada el 1 de abril de 1939, supuso la abolición de las instituciones republicanas y la instauración del régimen franquista.

Manuel Azaña y Díaz

Manuel Azaña y Díaz, (nacido el 10 de enero de 1880 en Alcalá de Henares, España, falleció el 4 de noviembre de 1940 en Montauban, Francia), ministro español y presidente de la Segunda República, cuyos intentos de formar un gobierno moderadamente liberal se vieron frenados por el estallido de la Guerra Civil española.
Azaña estudió Derecho en Madrid y se convirtió en funcionario, periodista y escritor, ocupando un lugar destacado en el Ateneo, un club literario madrileño. Tradujo La Biblia en España de George Borrow y fue galardonado con el premio nacional de literatura en 1926 por su biografía del novelista Juan Valera. Su novela El jardín de los frailes (1927; «El Jardín de los Monjes») fue un vehículo para sus opiniones fuertemente anticlericales.
En 1930 comenzó a organizar un partido republicano liberal, Acción Republicana, en oposición a la dictadura del general Miguel Primo de Rivera. Fue uno de los firmantes del Pacto de San Sebastián (agosto de 1930), una alianza de republicanos, socialistas y de la izquierda catalana que reclamaba la abdicación del rey Alfonso XIII. Cuando Alfonso dejó España tras las elecciones municipales de abril de 1931, este grupo se convirtió en el gobierno provisional. Como ministro de guerra en el nuevo gobierno, Azaña redujo drásticamente el establecimiento del ejército. Durante la redacción de la nueva Constitución española, fue el impulsor de la adopción de cláusulas que restringían los derechos del clero, establecían la educación laica, permitían la redistribución de la tierra y otorgaban plena libertad a las mujeres. Cuando las cláusulas anticlericales de la nueva Constitución provocaron la dimisión del primer ministro, Niceto Alcalá Zamora, en octubre de 1931, Azaña le sucedió.

Azaña ocupó el cargo de primer ministro hasta septiembre de 1933. Su Acción Republicana era un partido pequeño, y dependía del apoyo parlamentario de los socialistas y de la izquierda catalana para la continuación de su ministerio. Como primer ministro, Azaña trató de hacer cumplir las cláusulas progresistas de la nueva constitución, y también impulsó una draconiana Ley para la Defensa de la República (1931) y reaccionó duramente a la oposición del clero, el ejército, los monárquicos y los anarquistas. Su severo tratamiento de la disidencia ayudó a erosionar su popularidad, y el lento ritmo de la reforma social enajenó a sus socios socialistas, que rompieron su coalición con él. Fue destituido en el otoño de 1933 por una coalición de partidos de centro y de derecha. En 1934 fue arrestado por el gobierno de centro-derecha bajo la sospecha de haber sido cómplice de un levantamiento en Cataluña, pero fue absuelto en su juicio y se ganó la simpatía de la opinión pública.

En 1935 Azaña ayudó a formar el Frente Popular, una amplia coalición de izquierda que incluía liberales, socialistas y comunistas. En las elecciones de febrero de 1936 la alianza liderada por Azaña tuvo éxito y volvió a formar un gobierno. Cuando las Cortes decidieron destituir al Presidente Alcalá Zamora, Azaña fue elegido para sucederlo (mayo de 1936). Mientras tanto, Azaña intentaba impedir que los partidos de izquierda tomaran el control total de su gobierno, pero poco pudo lograr antes de que una revuelta militar condujera al estallido de la guerra civil en julio de 1936. Azaña reaccionó ante el levantamiento nacionalista nombrando al moderado Diego Martínez Barrio como primer ministro. Sin embargo, este intento de ampliar el apoyo al gobierno republicano fue un fracaso, y el control de la política pronto pasó de las manos de Azaña, aunque permaneció en el cargo como un testaferro. Con la victoria en 1939 de las fuerzas nacionalistas del general Francisco Franco, Azaña se exilió en Francia, donde murió.

Autor: Black

Recursos

Véase También

  • Segunda República Española
  • Ramón de Abadal y Calderó (político y abogado español)
  • Catalanismo
  • Largo Caballero
  • Enric Prat de la Riba (político español)
  • Josep Puig i Cadafalch (arquitecto, arqueólogo y político español)
  • Bartomeu Robert (médico y político español)
  • Josep Puig i Cadafalch
  • Solidaritat Catalana (movimiento político catalán)
  • Alejandro Lerroux (periodista y político español)
  • Francisco Cambó (político y financiero español)
  • Mancomunitat de Catalunya (organismo)
  • Unió Catalanista (organización política catalana)

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