Guerra Civil Española

Guerra Civil Española en España en España

Aquí se ofrecen, respecto al derecho español, referencias cruzadas, comentarios y análisis sobre Guerra Civil Española. [aioseo_breadcrumbs][rtbs name=»derecho-home»]

Guerra Civil española (Historia)

Guerra Civil española, conflicto bélico que dio comienzo en julio de 1936, a raíz de la sublevación de un sector del Ejército contra el gobierno de la II República española, y que concluyó el 1 de abril de 1939 con la victoria de los rebeldes. El triunfo de éstos permitió la instauración de un régimen dictatorial encabezado por el general Francisco Franco, principal dirigente militar y político de los sublevados, que sustituyó al sistema parlamentario republicano. [1]

Guerra Civil española: Cuestiones terminologicas (Historia)

Aunque para definir el conflicto se prefiere, sobre todo desde la década de 1960, la denominación «guerra civil», ésta no fue la única utilizada por la reciente historiografía española o por los propios combatientes. También recibió otros nombres: movimiento cívico militar, Cruzada, guerra de tres años, guerra nacional y revolucionaria del pueblo español, entre otros. Son nombres todos ellos que ocultan el ‘enfrentamiento de dos entusiasmos’ al que se refirió el historiador británico Raymond Carr. Esos nombres esconden dos concepciones en cierto modo ya presentes en los resultados de las elecciones celebradas en febrero de 1936 —que supusieron el triunfo, por un corto número de votos, de la coalición de izquierdas agrupada en el Frente Popular— y que se venían gestando desde la proclamación de la II República en abril de 1931.

Ningún acontecimiento como éste repercutió tanto en la opinión internacional hasta entonces, convirtiéndose en uno de los episodios históricos que ha dado lugar a un mayor número de publicaciones. La ‘guerra de tinta’, en expresión del historiador y diplomático español Salvador de Madariaga, fue desde el principio una guerra de propaganda con dos tipos de valoraciones propiciadas desde los dos bandos participantes en la contienda. La muy distinta versión informativa que expresaba un mismo periódico editado en ambas zonas —la cabecera del diario ABC, que aparecía al tiempo en el Madrid republicano y en la Sevilla dominada por los sublevados— puede servir como ejemplo de la ruptura o enfrentamiento nacional existente. Otro tanto cabe decir de las revistas culturales —antifascistas y azules, respectivamente— publicadas durante el trienio, sin olvidar las manifestaciones del teatro, del cine y del cartelismo, así como los símbolos, consignas y mensajes difundidos durante el conflicto y después de su conclusión. [2]

De los tres dias de julio a la guerra larga (Historia)

Desde el primer momento, el territorio nacional quedó dividido en dos zonas en función del éxito que obtuvieron los militares sublevados. Prácticamente se reproducía el mapa resultante de las elecciones de febrero de 1936; salvo casos aislados, los militares triunfaron en aquellas provincias donde fueron más votadas las candidaturas de derechas, mientras que fracasaron en aquellas donde la victoria electoral correspondió al Frente Popular. El «Alzamiento» (nombre dado por los rebeldes a su levantamiento contra el gobierno constitucional republicano) comenzó el 17 de julio en la ciudad norteafricana de Melilla. Las unidades militares destacadas en Marruecos que no controlaba el gobierno republicano se hicieron pocas horas después con Tetuán y Ceuta. El general Francisco Franco partió el día 18 desde las islas Canarias hacia Tetuán, en una avioneta privada (Dragon Rapide). Ese mismo día se sublevaron los mandos militares de otras divisiones peninsulares; sin embargo, el levantamiento fracasó en las principales ciudades del país. Por otro lado, el 20 de julio de ese mismo año, recién comenzada la sublevación, falleció en un accidente de aviación el que había sido designado por los conspiradores jefe de la rebelión, el general José Sanjurjo.

Desde el día 18, ni el gobierno ni los rebeldes controlaban la totalidad del país. En un principio, la sublevación dejó en manos de los rebeldes Galicia, Navarra, Álava, el oeste de Aragón, las islas Baleares (excepto Menorca) y las Canarias, así como la zona del protectorado español sobre Marruecos, buena parte del territorio de lo que hoy es la comunidad autónoma de Castilla y León, casi toda la provincia de Cáceres y algunas poblaciones de Andalucía. El gobierno republicano conservaba casi toda Andalucía, el País Vasco (salvo Álava), Asturias (excepto la ciudad de Oviedo) y Cataluña, así como la isla balear de Menorca y los territorios de las actuales comunidades autónomas de Cantabria, Castilla-La Mancha, Región de Murcia y la Comunidad Valenciana. Conforme avanzó la contienda, el poder republicano perdió zonas que, desde finales de marzo de 1939, pasaron íntegras a disposición del Ejército franquista.

Pronto pudo comprobarse que el plan conspirador había fracasado y que el pretendido pronunciamiento decimonónico se convertiría en una guerra larga y cruel de tres años. Durante este trienio las operaciones militares permitieron establecer un desarrollo cronológico, a partir del paso del estrecho de Gibraltar por las tropas del Ejército de África mandadas por el general Franco (julio-agosto de 1936), con tres fases principales. La primera muestra la importancia que ambos bandos otorgaron a la ocupación de Madrid, ciudad que, en consecuencia, pronto fue motivo de asedio por las tropas insurrectas (dando lugar a la conocida como batalla de Madrid). La estrategia de los sublevados, que pretendía acceder a la capital desde el norte y desde el sur, fracasó. Una acción importante en esta primera fase, que en seguida quedaría en el elenco de «mitos» de la contienda, fue la liberación de los rebeldes asediados en el Alcázar de Toledo (28 de septiembre de 1936), defendido desde el 22 de julio por el coronel José Moscardó ante el acoso de las tropas republicanas. Contando con las fuerzas de África, así como con la ayuda alemana e italiana, Franco había avanzado previamente sobre Andalucía y conseguido ocupar en agosto las plazas extremeñas de Mérida y Badajoz, enlazando de esta manera con los sublevados del norte a lo largo de la frontera portuguesa. Mola, a su vez, había logrado cortar la frontera francesa al ocupar la ciudad guipuzcoana de Irún a principios de septiembre.

La segunda fase no abandonó la marcha sobre Madrid. Pero la batalla de Guadalajara (finales de marzo de 1937) se saldó con el éxito republicano, que tuvo presente el plan de ofensiva previsto por el general José Miaja contra las tropas enviadas por Italia. Los alzados decidieron entonces centrar sus principales operaciones en el norte. Con el apoyo decisivo de la aviación integrada en la Legión Cóndor alemana, que realizó una salvaje agresión a la localidad vizcaína de Guernica (26 de abril de 1937), las tropas rebeldes rompieron las defensas de Bilbao (el llamado «cinturón de hierro») el 19 de junio de 1937, pocos días más tarde del fallecimiento del general Mola en accidente de aviación. En agosto (un mes después de obtener la victoria en la batalla de Brunete), esas mismas tropas entraron en Santander y, en octubre, tomaron las ciudades asturianas de Gijón y Avilés, con lo que los rebeldes completaban la última etapa de la ocupación de la zona norte.

A partir de finales de 1937 comenzó la tercera fase. Los republicanos, siguiendo los planes del general Vicente Rojo, conquistaron en enero de 1938 Teruel, ciudad que no obstante perdieron al mes siguiente. En julio de ese año comenzó la dura y decisiva batalla del Ebro, en la que la derrota del Ejército republicano (noviembre de 1938) dejó despejada la ruta para el avance de los sublevados hacia Cataluña. En los últimos días de enero de 1939, las tropas franquistas se instalaron en Barcelona, para avanzar en fechas sucesivas hacia la frontera francesa y ocupar los pasos desde Puigcerdá hasta Portbou (Girona). La ofensiva final (febrero-marzo de 1939) tuvo por objeto quebrantar las posiciones republicanas todavía pendientes, situadas en la zona centro y en el sur peninsular. A principios de marzo de ese año fracasó el criterio de mantener la resistencia defendido por el presidente del gobierno republicano, Juan Negrín, debido a la creación en Madrid del Consejo Nacional de Defensa. Este organismo, que encabezó el jefe del Ejército del Centro, el coronel Segismundo Casado, destituyó a Negrín y procuró alcanzar una paz honrosa con el gobierno franquista de Burgos después de hacerse con el control de Madrid mediante un cruento enfrentamiento entre las propias tropas republicanas. Sin embargo, no prosperaron sus gestiones encaminadas a lograr una paz acordada. Las tropas franquistas entraron en Madrid el 28 de marzo. Tres días más tarde, el gobierno republicano perdió las últimas plazas todavía fieles. El 1 de abril la guerra había terminado, no así las represalias. [3]

Examen y Consideraciones sobre la Guerra

La Guerra Civil española puso de manifiesto el contraste entre la bancarrota democrática y el dinamismo totalitario. La guerra fue el resultado de una polarización de la vida y la política española que se había desarrollado en décadas anteriores. Por un lado, los nacionalistas, eran la mayoría de los católicos romanos, elementos importantes de las fuerzas armadas, la mayoría de los terratenientes y muchos hombres de negocios. Por otro lado, los republicanos eran obreros urbanos, la mayoría de los trabajadores agrícolas y muchos de la clase media educada. Desde el punto de vista político, sus diferencias a menudo se expresaban de manera extrema y vehemente en partidos como la Falange de orientación fascista y los anarquistas militantes. Entre estos extremos había otros grupos que cubrían el espectro político, desde el monarquismo y el conservadurismo hasta el socialismo, pasando por el liberalismo y el socialismo, incluyendo un pequeño movimiento comunista dividido entre los seguidores del líder soviético Joseph Stalin y su archirrival, León Trotsky. En 1934 se produjo un conflicto laboral generalizado y un levantamiento sangriento de mineros en Asturias que fue reprimido por las tropas encabezadas por el general Francisco Franco. Una sucesión de crisis de gobierno culminó en las elecciones del 16 de febrero de 1936, que llevaron al poder a un gobierno del Frente Popular apoyado por la mayoría de los partidos de izquierda y opuesto por los partidos de derecha y lo que quedaba del centro.

El 17 de julio de 1936 comenzó un levantamiento militar bien planeado en las ciudades guarnición de toda España. Hasta el 21 de julio, los rebeldes habían logrado el control en el Marruecos español, las Islas Canarias y las Islas Baleares (excepto Menorca) y en la parte de España al norte de las montañas de Guadarrama y el río Ebro, excepto en Asturias, Santander y las provincias vascas a lo largo de la costa norte y la región de Cataluña en el noreste. Las fuerzas republicanas habían sofocado el levantamiento en otras zonas, excepto en algunas de las ciudades más grandes de Andalucía, como Sevilla (Sevilla), Granada y Córdoba. Los nacionalistas y republicanos procedieron a organizar sus respectivos territorios y a reprimir a la oposición o a la presunta oposición. La violencia republicana ocurrió principalmente durante las primeras etapas de la guerra antes de que se restaurara el estado de derecho, pero la violencia nacionalista era parte de una política consciente de terror. La cuestión de cuántos fueron asesinados sigue siendo muy polémica; sin embargo, en general se cree que el número de víctimas de la violencia nacionalista fue mayor. En cualquier caso, la proliferación de ejecuciones, asesinatos y asesinatos en ambos bandos refleja las grandes pasiones que desató la Guerra Civil.

La capitanía de los nacionalistas fue asumida poco a poco por el general Franco, dirigiendo las fuerzas que había traído de Marruecos. El 1 de octubre de 1936 fue nombrado Jefe de Estado y estableció un gobierno en Burgos. El gobierno republicano, a partir de septiembre de 1936, estuvo encabezado por el líder socialista Francisco Largo Caballero. En mayo de 1937 fue seguido por Juan Negrín, también socialista, quien permaneció como primer ministro durante el resto de la guerra y sirvió como primer ministro en el exilio hasta 1945. El presidente de la República Española hasta casi el final de la guerra fue Manuel Azaña, un liberal anticlerical. El conflicto interno comprometió el esfuerzo republicano desde el principio. Por un lado estaban los anarquistas y socialistas militantes, que veían la guerra como una lucha revolucionaria y encabezaban la colectivización generalizada de la agricultura, la industria y los servicios; por otro lado estaban los socialistas y republicanos más moderados, cuyo objetivo era la preservación de la República. Buscando aliados contra la amenaza de la Alemania nazi, la Unión Soviética había adoptado una estrategia del Frente Popular y, como resultado, la Comintern ordenó a los comunistas españoles que apoyaran a los republicanos.

Tanto el lado nacionalista como el republicano, viéndose a sí mismos demasiado débiles para ganar una victoria rápida, acudieron al extranjero en busca de ayuda. Alemania e Italia enviaron tropas, tanques y aviones para ayudar a los nacionalistas. La Unión Soviética aportó equipos y suministros a los republicanos, que también recibieron ayuda del gobierno mexicano. Durante las primeras semanas de la guerra, el gobierno del Frente Popular de Francia también apoyó a los republicanos, pero la oposición interna forzó un cambio de política. En agosto de 1936, Francia se unió a Gran Bretaña, la Unión Soviética, Alemania e Italia para firmar un acuerdo de no intervención que sería ignorado por los alemanes, italianos y soviéticos. Alrededor de 40.000 extranjeros lucharon en el bando republicano en las Brigadas Internacionales, en gran parte bajo el mando de la Comintern, y otros 20.000 sirvieron en unidades médicas o auxiliares.

En noviembre de 1936 los nacionalistas habían avanzado a las afueras de Madrid. La sitiaron, pero no pudieron llegar más allá de la Ciudad Universitaria. Capturaron las provincias vascas del norte en el verano de 1937 y luego Asturias, por lo que en octubre ya tenían toda la costa norte. Comenzó una guerra de desgaste. Los nacionalistas condujeron un saliente hacia el este a través de Teruel, llegando al Mediterráneo y dividiendo la república en dos en abril de 1938. En diciembre de 1938 se trasladaron a Cataluña en el noreste, forzando a los ejércitos republicanos hacia el norte, hacia Francia. En febrero de 1939, 250.000 soldados republicanos, junto con un número igual de civiles, habían huido a través de la frontera hacia Francia. El 5 de marzo el gobierno republicano voló al exilio en Francia. El 7 de marzo estalló en Madrid una guerra civil entre facciones comunistas y anticomunistas. El 28 de marzo todos los ejércitos republicanos habían comenzado a disolverse y rendirse, y las fuerzas nacionalistas entraron en Madrid ese día.

El número de personas asesinadas en la Guerra Civil española sólo puede estimarse de forma aproximada. Las fuerzas nacionalistas cifran la cifra en 1.000.000, incluyendo no sólo a los muertos en batalla, sino también a las víctimas de bombardeos, ejecuciones y asesinatos. Las estimaciones más recientes se han acercado a 500.000 o menos. Esto no incluye a todos los que murieron de desnutrición, inanición y enfermedades provocadas por la guerra.

Las repercusiones políticas y emocionales de la guerra trascendían con mucho las de un conflicto nacional, pues muchos en otros países veían la Guerra Civil española como parte de un conflicto internacional entre la tiranía y la democracia, o el fascismo y la libertad, o el comunismo y la civilización. Para Alemania e Italia, España era un campo de pruebas para nuevos métodos de guerra aérea y de tanques. Para Gran Bretaña y Francia, el conflicto representó una nueva amenaza para el equilibrio internacional que estaban luchando por preservar, que en 1939 colapsó en la Segunda Guerra Mundial. La guerra también había movilizado a muchos artistas e intelectuales para que tomaran las armas. Entre las respuestas artísticas más notables a la guerra se encuentran las novelas Man’s Hope (1938) de André Malraux, The Adventures of a Young Man (1939) de John Dos Passos y For Whom the Bell Tolls (1940) de Ernest Hemingway; las memorias de George Orwell Homenaje a Cataluña (1938); el cuadro Guernica (1937) de Pablo Picasso; y la fotografía de Robert Capa Muerte de un soldado lealista, España (1936).

Autor: Black

Brigadas Internacionales

Brigadas Internacionales, grupos de voluntarios extranjeros que lucharon en el bando republicano contra las fuerzas nacionalistas durante la Guerra Civil Española (1936-39). Llamadas así porque sus miembros (inicialmente) provenían de unos 50 países, las Brigadas Internacionales fueron reclutadas, organizadas y dirigidas por la Comintern (Internacional Comunista), con sede en París. Un gran número de los reclutas, en su mayoría jóvenes, eran comunistas antes de que se involucraran en el conflicto; más se unieron al partido durante el curso de la guerra. Los franceses fueron el mayor grupo extranjero (unos 28.000); Alemania, Austria, Polonia, Italia, Estados Unidos, Reino Unido, Yugoslavia, Checoslovaquia, Canadá, Hungría y Bélgica también estuvieron representados por un número significativo de voluntarios.

El primer grupo de 500 aprendices llegó a Albacete, España, el 14 de octubre de 1936. Cuando llegaron otros aprendices y armas soviéticas, fueron puestos bajo el mando de representantes de la Comintern. Había siete brigadas en total, y cada una estaba dividida en batallones por nacionalidad (por ejemplo, el Batallón Franco-Belga de la Commune de Paris, el Batallón Americano Abraham Lincoln, el Batallón Británico). El número de voluntarios probablemente nunca superó los 20.000 en un momento dado, pero el número total de voluntarios, incluido un pequeño número de mujeres, llegó a unos 60.000.

De 1936 a 1938 las brigadas, a pesar de algunas dificultades, operaron eficazmente en el lado republicano, y su organización fue imitada por otras unidades del ejército republicano. A partir de 1937, los reclutas para las brigadas disminuyeron, y los hombres perdidos en acción o por deserción fueron reemplazados principalmente por comunistas españoles. Las brigadas se retiraron formalmente de España a finales de 1938 como parte del intento del Primer Ministro Juan Negrín de conseguir el apoyo británico y francés a su gobierno. La última batalla en la que participaron fue la del Ebro. El 15 de noviembre de 1938 se celebró un desfile de despedida para los voluntarios en Barcelona, España.

El Batallón Abraham Lincoln

El Batallón Abraham Lincoln, una fuerza de voluntarios de los Estados Unidos que sirvió en el lado republicano en la Guerra Civil Española desde enero de 1937 hasta noviembre de 1938. Las siete Brigadas Internacionales -cada una compuesta por tres o más batallones- fueron formadas por la Comintern (Internacional Comunista), comenzando a fines de 1936, y todas fueron disueltas a fines de 1938 cuando la guerra se acercaba a su fin. Al igual que los batallones europeos, el estadounidense estaba compuesto en gran medida por comunistas; pero, a diferencia de los europeos, la mayoría de los estadounidenses eran estudiantes, y ninguno había visto antes el servicio militar. Brevemente en 1937 hubo una segunda fuerza americana, el Batallón George Washington, pero las bajas de ambos fueron tan grandes que a mediados de año los dos se fusionaron. Con el paso del tiempo, otras nacionalidades fueron admitidas en el Batallón Lincoln, de modo que, a finales de 1938, los españoles superaban en número a los estadounidenses en el batallón tres a uno. Su primer y quizás más destacado comandante fue Robert Hale Merriman (1912?-38) -hijo de un leñador, graduado de la Universidad de Nevada y ex-alumno graduado de la Universidad de California en Berkeley-, quien ascendió al rango de comandante y se convirtió en jefe de personal de la 14ª Brigada Internacional (que incluía al Batallón Lincoln); luchó en varias batallas y fue asesinado en acción. Del total de unos 2.800 voluntarios estadounidenses, unos 900 murieron en combate.

Autor: Black

Recursos

Notas y Referencias

  1. Información sobre guerra civil española de la Enciclopedia Encarta
  2. Información sobre guerra civil española cuestiones terminologicas de la Enciclopedia Encarta
  3. Información sobre guerra civil española de los tres dias de julio a la guerra larga de la Enciclopedia Encarta

Véase También

Bibliografía

Otra Información en relación a Guerra Civil española

4 comentarios en «Guerra Civil Española»

  1. Guerra Civil Española: Los republicanos españoles, abandonados por las democracias y apoyados en la ayuda de los comunistas, continuaron una lucha perdida contra el fascismo.

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  2. ¿Qué causó la Guerra Civil Española? España pasó gran parte de la década de 1920 bajo la dictadura de Miguel Primo de Rivera, y las dificultades económicas causadas por la Gran Depresión intensificaron la polarización dentro del público español. Los disturbios laborales se generalizaron a principios de la década de 1930, y las elecciones del 16 de febrero de 1936 llevaron al poder a un gobierno izquierdista del Frente Popular. Las fuerzas fascistas y de extrema derecha respondieron en julio de 1936 con un motín del ejército y un intento de golpe de estado que se convirtió en una guerra civil.

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  3. ¿Cómo terminó la Guerra Civil española?. La última ofensiva republicana se estancó en el río Ebro el 18 de noviembre de 1938. En pocos meses Barcelona caería, y el 28 de marzo de 1939, unas 200.000 tropas nacionalistas entraron en Madrid sin oposición. La ciudad había soportado un asedio de casi dos años y medio, y sus residentes no estaban en condiciones de resistir. Al día siguiente se rindió el resto del gobierno republicano; Franco se establecería como dictador y permanecería en el poder hasta su muerte el 20 de noviembre de 1975.

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